Transparencia y responsabilidad cuentan en un entorno empresarial
Dr. Fernando G. Toris Flores*
Actualmente, existe un importante movimiento social para impulsar una mayor transparencia y la posibilidad de alcanzar una verdadera rendición de cuentas en nuestro país. La demanda de los ciudadanos para lograr una trazabilidad clara en el uso de los recursos públicos ha hecho que el Gobierno Federal abra más sus procesos de contratación lo que ha permitido identificar actos de corrupción que en otras épocas hubiera sido imposible registrar.
Por otra parte, gracias al esfuerzo de diferentes organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación, hoy podemos saber cuáles instituciones públicas son más transparentes y tienen un manejo de información abierta al público y cuáles no.
También es posible identificar si el gobierno ha establecido contratos irregulares o si lleva un proceso transparente de asignación de proyectos de sus diferentes dependencias. Esto no es exclusivo de México, sino que forma parte de un gran esfuerzo a nivel global, que ha permitido, por ejemplo, identificar hechos como los ocurridos en Brasil y en otros países de Latinoamérica como el caso de la empresa Odebrecht lo que también nos permite conocer los importantes esfuerzos que se están haciendo en diferentes países para transitar hacia procedimientos de contratación más transparentes utilizando tecnologías de información y metodologías estandarizadas a fin de que se pueda hacer un seguimiento más cercano y abierto de las decisiones que toman los gobiernos2.
La transparencia y la rendición de cuentas no debe ser obligatoria únicamente para las grandes dependencias del gobierno sino también para las pequeñas, medianas y grandes empresas que hacen proyectos para el gobierno.
En este contexto, el nuevo gobierno que sea electo en México no puede dar marcha atrás ni dejar de continuar con estos esfuerzos, sino que deberá ampliarlos a todos los niveles, incluyendo los gobiernos estatales y municipales, así como las entidades autónomas. También es necesario que todas las empresas, cámaras empresariales, instituciones educativas y organizaciones de la sociedad civil que tienen contratos con el sector público implementen y/o fortalezcan los mecanismos para identificar el uso y manejo de los recursos que reciben de las instituciones de gobierno. Con ello estaremos cerrando la puerta de una manera más enérgica a la corrupción que tanto daño económico y social ha generado para el país.
Esto es posible gracias a que existen cada vez mayores herramientas, estándares y métodos para transparentar el flujo de recursos, por lo que la transparencia y la rendición de cuentas no debe ser obligatoria únicamente para las grandes dependencias del gobierno sino también para las pequeñas, medianas y grandes empresas que hacen proyectos para el gobierno3. Hoy más que nunca se vuelve necesaria una cultura de la transparencia a nivel nacional.
La otra parte de este esfuerzo corresponderá a las organizaciones de la sociedad civil y a los medios de comunicación y de difusión para analizar la información que están generando estos sistemas de transparencia y rendición de cuentas y dar a conocer a quienes están realmente comprometidos en contra de la corrupción. Esto favorecerá a que más empresas que utilizan o no recursos públicos se adhieran a esta cruzada y con ello construir un movimiento a favor de la transparencia sustentable en el largo plazo que no dependa de la voluntad transitoria de ningún grupo en el poder, sino que al igual que en su momento se logró con el tema de responsabilidad social, se vuelva en una condición no obligatoria sino necesaria para operar y hacer negocios en el país.