Microfinanzas una nueva alternativa

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Microfinanzas una nueva alternativa

A pesar de los esfuerzos por afrontar los problemas estructurales y particularmente difíciles, costosos y de alto riesgo al proporcionar servicios financieros en áreas rurales,las microfinanzas se constituyen como una nueva opción para el desarrollo rural, el cual considera a la población de bajos ingresos como sujetos de crédito.

Acercar los servicios financieros a comunidades remotas en donde la gente se comunica en sus propios dialectos y difícilmente llegan los proveedores formalmente establecidos de este tipo de servicios, es hablar de inclusión financiera. Para cumplir con este propósito ha venido operando la única sociedad financiera comunitaria establecida en México hasta ahora, que es un ejemplo de trabajo en equipo, organización, compromiso y de un gran sentido de responsabilidad social.

En la década de los noventa, la falta de apoyo y de recursos en el medio rural provocó que los integrantes de organizaciones campesinas se reunieran para encontrar una manera de afrontar sus necesidades financieras. Entre los participantes había quienes querían financiar algún proyecto y quienes contaban con recursos excedentes. Como resultado, se asociaron para financiar mutuamente sus proyectos, a través de préstamos con tasas de interés establecidas de común acuerdo.

De esta forma surgieron las microfinancieras rurales, es decir pequeñas entidades financieras ubicadas en comunidades indígenas marginadas de difícil acceso, en la sierra o en la costa, que permitían el acceso a servicios financieros de calidad, sin tener que desplazarse a localidades lejanas.

Aunque al principio funcionaban de manera independiente, ante el crecimiento que tuvieron desde su inicio, se crearon sociedades civiles en varios estados y se conformaron FINRURAL, S.C. en Puebla, FINCOAX, S.C. en Oaxaca y Fondos de Cooperación Zihualtme Kimpantiya Tekitice, S.C. en Hidalgo. En 2009 estas sociedades se integraron con el objeto de fortalecer su operación y consolidar su crecimiento regional. Es así como surge SMB Rural, logrando en 2013 ser autorizada por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, como la primera sociedad financiera comunitaria de México.

SMB Rural cuenta con 46 sucursales en comunidades de alta y muy alta marginación en los estados de Puebla, Hidalgo, Veracruz, San Luis Potosí, Oaxaca y Chiapas, en donde las personas pueden cobrar sus remesas nacionales e internacionales; pagar servicios como luz, teléfono, agua, recargas telefónicas, televisión por cable; solicitar y tramitar créditos individuales o grupales; abrir cuentas de ahorro corriente e inversiones a plazo fijo. Todos los servicios ofrecidos están adaptados a las necesidades y capacidades de la población rural atendida.

Visitar una sucursal de SMB Rural es ver el logro del trabajo comunitario, personas originarias del lugar ocupando cargos de gerentes, cajeras y asesores de servicios financieros, atendiendo a los socios en la lengua materna del lugar: tzotzil, tzeltal, zapoteco, náhuatl, otomí, totonaco, entendiendo los usos y costumbres, los problemas sociales y las necesidades locales.

La historia de SMB Rural muestra que, con trabajo comunitario organizado, con compromiso y con solidaridad se pueden integrar iniciativas que logran superar las fronteras del lenguaje, la distancia y la marginación para trabajar por un futuro más equitativo.

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