STEM impulsor de oportunidades para la juventud mexicana
Bibiana Garmendia
Las matemáticas apestan. Las ciencias apestan. La tecnología apesta. La ingeniería apesta. ¿Oyó usted alguna afirmación similar? Al menos yo sí, desde hace mucho. Pero los problemas de la vida cotidiana tienen otra versión e, incluso, han dado buena fama a las matemáticas y compañía. Quizás recuerda la fatídica hora cuando paga la cuenta en un restaurante y su mente se rinde calculando la propina y el mesero lo resuelve porque es mejor con los cálculos. Problema resuelto y las matemáticas “huelen” mejor.
Una verdad que sí desprende malos olores es el déficit global de especialistas en ciencia, tecnología, matemáticas e investigación. Según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México el 78.22% de los estudiantes de 18 años no están interesados en dedicarse a la ciencia; es fundamental revertir estos indicadores pues de esto depende en gran medida la innovación en el país y la incorporación de los jóvenes en el mercado laboral.
Vivimos sumergidos en la Cuarta Revolución Industrial- Tecnológica, ésta corresponde a una nueva manera de organizar los medios de producción, el fenómeno tiene otros nombres, la Industria 4.0 impulsa el surgimiento de nanotecnologías, neuro tecnologías, robots, inteligencia artificial, biotecnología, drones e impresoras 3D.
El impacto de esta Cuarta Revolución es superlativo, podría acabar con cinco millones de puestos de trabajo en los 15 países más industrializados del mundo, sin embargo, tiene mu chas áreas de oportunidad ya que tiene el potencial de elevar los niveles de ingresos globales y mejorar la calidad de vida de poblaciones enteras.
STEM es una respuesta potente ante esta realidad ya que es una tendencia mundial que promueve la enseñanza de Ciencias, Tecnologías, Ingeniería y Matemáticas (por sus siglas en inglés) como pilares para el desarrollo sostenible y bienestar social. Más allá del acrónimo, debemos poner atención en sus frutos. Las oportunidades laborales crecen cuando los sectores público y privado invierten en estos campos de estudios, por lo tanto, las economías crecen y las sociedades progresan para mejorar la calidad de vida de todos.
Otra distinción de STEM es que atiende la desigualdad de género, según un estudio presentado por BID el 64% de las ocupaciones de menor remuneración son ocupadas por mujeres pues no se enfocan a estas áreas de conocimiento.
En México, la desigualdad de género no se queda atrás, pero si nuestro país lograra cerrar la brecha de género registraría un crecimiento económico del 26% para 2025, es decir, 2.2 puntos porcentuales extras al PIB (Producto Interno Bruto) cada año, estimó Eugenio Gómez Alatorre, director del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD).
En México, existen esfuerzos para combatir esta problemática, diversas empresas, instituciones y organismos Gubernamentales han impulsado el desarrollo de STEM en el país, una de ellas es Movimiento STEM, asociación sin fines de lucro que busca impulsar en México y Latinoamérica, la educación en STEM y la innovación social con visión incluyente. Esta labor es importante pues impulsa las carreras del futuro y desarrolla habilidades indispensables para competir en el mundo laboral del siglo XXI. Y estas habilidades, entre otras, son pensamiento crítico, resolución de problemas, creatividad, colaboración, etc. Por cierto, son las que el Foro Econó mico Mundial marca como las competencias más valoradas para nuestro siglo.
Nuestro futuro en esta tierra se ve marcado por las áreas STEM, ¿Seguimos pensando que las matemáticas apestan?