Más allá de reciclar

602
0
Compartir:
Más allá de reciclar

Autor Rodrigo Kambayashi

Si uno consulta la palabra Reciclar dentro de la Real Academia de la Lengua Española, esta señala:

1. tr. Someter un material usado a un proceso para que se pueda volver a utilizar.
4. tr. Tecnol. Someter repetidamente una materia a un mismo ciclo, para ampliar o incrementar los efectos de este.

Bajo estas definiciones de la RAE, reciclar, implica darle especial importancia a la transición entre el final de la vida del material y su posible nuevo uso. Es decir, se concentra exclusivamente en el punto de transición. Definición representativa y actual pero limitante. Reciclar es una acción curativa que es parte de una solución una vez que el daño está hecho. Es un mal necesario y es justo eso que lo limita. Antes de argumentar por qué creo que reciclar es hasta cierto punto restrictivo, me gustaría explorar la interpretación cotidiana del reciclar en México.

Reciclar en México por antología

¿ Qué significa reciclar en México? En nuestro país vivimos una dualidad adversa en este sentido. Raro en nuestra cultura. Somos expertos, pero al mismo tiempo, estamos en pañales. Me refiero a que somos expertos pues quién no ha escuchado la mítica grabación defeña de: “…se compran, colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que venda…”

La voz pertenece a una joven María del Mar Terrón, de hace algunos años, que ha sido entrevistada por varias personalidades. Este es uno de los más claros símbolos de que algo que puede ya no ser de utilidad para algunos, es la oportunidad de otros. El papá de María del Mar Terrón, aquel que la invitó a que hiciera la grabación, jugaba un papel clave en el reciclaje de materiales para ponerlos en mercado nuevamente: Es la mediación necesaria entre una oferta y una demanda que de otra forma no se habrían cruzado. Esta fuerza laboral difícilmente valorada, juega un rol determinante en temas de reciclaje.

Los llamados ropavejeros habilitaban este ejercicio de reciclaje dentro de una economía informal exenta de impuestos y formalidades, donde a estos artículos se les daba una manita de gato y se les revendía en los mercados del barrio los fines de semana.

¿Cuáles habrán sido las cifras oficiales de este mercado de reciclaje de enseres domésticos? ¿Cuántas toneladas de desechos evitaron de llegar a los depósitos de basura cuando al mismo tiempo ayudaron a insertar de nuevo al mercado artículos mucho más baratos para ofrecer una mejor calidad de vida a aquellos que no podían permitirse pagar los precios de ese artículo nuevo? Imposible cuantificarlo. ¿Qué tan osado sería creer que el impacto podría ser directamente proporcional a la extensión de sus medios de comunicación? ¿Por qué lidiar con basura está mal visto socialmente? Este gremio cuenta con toda mi admiración por su triple labor: Económica, Ambiental y Social.

Vicisitudes modernas de nuestro cotidiano

Sin embargo, del otro lado estamos en pañales. Tenemos una clase mediera cada vez más consciente de la importancia del reciclaje, pero que casi siempre encuentra justificativos para no hacerlo de forma correcta:

“¿El camión de la basura mezcla todo tipos de basura, tons para qué separo?”

Y a pesar de no tener completamente la razón, el empoderamiento que le da internet a cualquier persona, parece que lo habilita en calidad de experto para juzgar sus actos frente a un sistema que no funciona. El ciclo de la basura no termina en el camión, pero sí empieza en casa. Seguimos siendo parte de un problema incluso mayor: La falta de conciencia individual frente a un sistema lleno de carencias y donde solamente escogemos la opción más cómoda. Irónico cuando pasamos más de 20 horas a la semana en el coche, pero no nos gusta tener más de 2 botes de basura en casa. Hacemos esfuerzos más grandes por costumbre que por utilidad.

Independientemente del ciclo, no virtuoso, de la basura en México para que esta se reconvierta en materia de valor, existe un problema estructural. La clasificación de esta basura a nivel doméstico genera poco valor para el mercado, principalmente a que su clasificación es costosa. Es decir, no es suficientemente eficaz y, por lo tanto, poco atractiva. El gobierno hace una parte mínima y hace la selección más rápida que su infraestructura le permite.

Posición normativa: Mejores casos internacionale

Tomemos como ejemplo, Alemania, el país que más recicla a nivel mundial y donde casi el 56.1% de la basura se recicla, es decir se convierte en materia con valor para el mismo sector e incluso para otros subsectores. No es un acto de fe en el ambiente, es una cuestión de inversión en infraestructura y educación, que permite regresar al mercado de alguna forma 56.1% de sus desechos. Pongámoslo así: ¡56 Kg de cada 100 Kg de basura, se vende! ¡Más de la mitad de lo que la gente tira es comercializable, y, además, más de una vez!

En Alemania, existen en las casas entre 7 y 9 tipos de basuras diferentes. La gente se toma en serio este tema, y el estado además de proveer con los contenedores necesarios por edificio, ofrece también una buena señalética que orienta a los usuarios dónde poner el tipo de desecho, así como anuncios en la televisión, internet y espectaculares. Dependiendo de la región, existe una aplicación móvil que te guía, e incluso un número al que puedes llamar en caso de duda. De forma complementaria, existe un sistema de multas eficaz para penalizar a aquellos individuos que no respetan este orden. He sabido de casos donde un ticket de compra fue tirado por error en la basura orgánica. Gracias al número de tarjeta, se
rastreó al culpable y le enviaron su multa de 35 euros a su domicilio. Correctivo, que créanme, funcionó. Políticas claras, con pedagogía de acompañamiento y sobre todo una infraestructura clara para todos los usuarios.

Sin que Alemania sea un caso aislado, tenemos ejemplos como Singapur y Gales, que rondan por el 50% del total basura doméstica reciclada. Muchas veces no es que la basura desaparezca, simplemente va a otros mercados, como lo era China hasta el 2017, el importador más grande de desechos reciclables. Sin embargo, Gales incluso, se propuso una meta muy ambiciosa. Llegar al 100% de residuos domésticos reciclables para el 2050. El principal problema no es el reciclaje, es una de las posibles soluciones a un problema más grande. El problema es una combinación de consumo y producción. Es el consumo exagerado de bienes innecesarios generalmente impuestos por modas, y las modas entendidas como una lucha inconsciente de aceptaciones sociales.

La economía circular

Hace algunos años, unos visionarios volvieron a retomar los ciclos naturales como inspiración al poner este tipo de discusiones sobre la mesa para tomar una perspectiva más íntegra de nuestro actual sistema productivo y de consumo. Además, tuvieron la certeza de traducirlos en términos económicos y de management. Un ejemplo de esto es la llamada economía circular que toma una posición más preventiva que curativa, contrariamente al reciclaje.

El principio de la economía circular es el mismo del reciclaje, sin embargo, la gran diferencia es que el productor tiene los intereses para diseñar el producto de tal manera que el resultado final sea fácil de desensamblar, y, por lo tanto, de reciclar, y por lo mismo, más atractivo de reintroducir en el mercado. Además, la economía circular pregona en contra del consumismo abusivo, la obsolescencia programada, la defensa por materiales biodegradables, así como pone en tela de juicio nuestra concepción de propiedad.

Un ejemplo: El arquitecto holandés Thomas Rau (1960), fue el encargado de diseñar un complejo de edificios donde la consigna era la modernidad y la sustentabilidad. El arquitecto se acercó a Philips, y le planteó el problema invitando a la empresa a hacer un experimento
conjunto. “Yo no necesito focos, solamente necesito el servicio de luz” Es decir, Philips, se encargaría de instalar los focos ( en todo momento propiedad de Philips ), de pagar la energía consumida por estos focos y de reemplazar los focos en caso de que no funcionen más. Bajo este esquema, Philips se encuentra en una posición donde le interesa producir focos que duren más, que gasten menos electricidad y que sean fácilmente reciclables.

Philips recupera sus focos inservibles, y con solo cambiar una resistencia, los mete en el mercado de nuevo, es decir son desde su concepción creados para que el 95% del foco sea reciclado. Desde el 2010, esta colaboración ha sido un claro ejemplo de éxito gracias a la cooperación de una red de proveedores donde se generaron ingresos para las empresas al compartir los ahorros del servicio.

La noción de liderazgo está hoy en día comprometida con el cambio, restringida sólo a aquellos que puedan adaptarse y no solamente solos. La dirección es la sustentabilidad conjunta.

El problema de la reutilización de la basura es estructural, pero empieza con la toma de conciencia. Reciclar sigue siendo una acción correctiva que debería reducirse, como la ingesta de antibióticos cuando se está enfermo. La solución es del lado preventivo.

 

Recuerda que puedes enviarnos tus propuestas de historias y comentarios a través del correo: [email protected] 

Explora nuestro canal en YouTube ¡Suscríbete!


Compartir:

Deja tu comentario