La contribución imprescindible de las mujeres durante la pandemia
La pandemia por COVID-19 y las medidas de distanciamiento social están impactando a las mujeres en la distribución sexual del trabajo y la posición desigual de las mujeres en la estructura social.
Con información de ONU Mujeres
Impulsar un nuevo contexto global más igualitario, solidario y resiliente
Identificar la magnitud de este impacto y sus diferenciales entre mujeres y hombres es fundamental para diseñar estrategias de intervención con perspectiva de género, que permitan garantizar una efectiva prevención, mitigación, respuesta y recuperación durante y después de esta pandemia.
El trabajo que aportan millones de mujeres en el sector sanitario como médicas, enfermeras, desarrolladoras de vacunas, personal de limpieza, científicas, entre otras, así como en el trabajo de cuidados remunerado y no remunerado, en servicios esenciales y como líderes y voluntarias en las comunidades, es un claro ejemplo de su contribución esencial en todo el mundo.
Garantizar que la voz de las mujeres esté presente en todas las fases de respuesta debe ser prioritario.
El aporte de las mujeres en la primera línea de respuesta y en el sector sanitario
De acuerdo con la OMS, 70% del total de las personas que trabajaban en el sector sanitario y social en América Latina son mujeres.
Si bien su representación en las ocupaciones mejor remuneradas en dicho sector ha venido mejorando, en general, persiste una brecha salarial de género de 28%, y solo 1 de cada 4 puestos de liderazgo en el sector salud son ocupados por mujeres.
En México, casi 500 mil personas se dedican a la enfermería con un grado técnico o especializado, de las cuales 79% son mujeres.
En México, existen 2.3 mujeres por cada hombre en la fuerza de trabajo en el sector salud.
La proporción de mujeres también es mayor al considerar los casos del personal sanitario contagiado por COVID-19 (1.14 mujeres por cada hombre).
Esta relación se invierte en el número de defunciones, pues por cada mujer han fallecido 2.8 hombres.
Si bien no existen evidencias concluyentes, algunos estudios suponen diferencias por sexo en el autocuidado, en la constancia en las revisiones médicas preventivas y en hábitos nocivos para la salud que pueden implicar variaciones en la morbilidad y mortalidad.
El Estado mexicano ha emprendido acciones coordinadas para responder a la emergencia, a través del desarrollo de protocolos, difusión de campañas de comunicación, distribución y aseguramiento de insumos y equipos de protección personal, para quienes están en la primera línea de respuesta.
Asimismo, se han ampliado las sanciones ante posibles agresiones al personal sanitario.
El aporte de las mujeres en el trabajo de cuidados remunerado
De manera paralela a la crisis de salud, COVID-19 está generando una crisis en los cuidados.
Las mujeres de todo el mundo están cubriendo diariamente una demanda cada vez mayor de trabajo para cuidar a las personas enfermas, pero también de los otros sectores poblacionales que requieren cuidados.
Las mujeres están en primera línea en la provisión de cuidados remunerados a nivel global al representar más de dos tercios de la fuerza laboral en este rubro.
En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, las personas trabajadoras en el cuidado de otros, que incluye a niñas, niños, personas con discapacidad y personas mayores, tanto en establecimientos como en casas particulares, ascienden a 360 mil personas, de las cuales 96% son mujeres.
Las trabajadoras del hogar constituyen otro sector que aporta en gran medida a cubrir el trabajo de cuidados de manera remunerada.
Solo en América Latina, se calculan alrededor de 18 millones de personas dedicadas al trabajo doméstico remunerado, de las cuales 93% son mujeres.
La contribución invisible e inaplazable de las mujeres en el trabajo de cuidados no remunerado en los hogares
Otro rubro esencial en el que participan activamente las mujeres es en las ocupaciones vinculadas con los servicios.
En México, 79% de mujeres ocupadas labora en el sector terciario, de las cuales, 33% trabaja en comercio y 15% en restaurantes y servicios de alojamiento.
Adicionalmente, muchas mujeres participan en los servicios y la atención que se da en establecimientos esenciales en el periodo de confinamiento, tales como farmacias y supermercados.
De acuerdo con la ENOE 2019, 62% de 1.04 millones de personas que se desempeñan en este tipo de empleo en México, son mujeres.
Cabe destacar que la presencia física en este tipo de ocupaciones es indispensable, por lo que en este periodo de cuarentena están en un mayor riesgo al no poder quedarse en casa.
En esta pandemia, las mujeres, sobre todo aquellas con menores ingresos, están recibiendo el mayor impacto relacionado al trabajo de cuidados no remunerado.
La experiencia de las crisis del Ébola y del VIH mostraron que, cuando los sistemas de salud fallan, son las mujeres quienes intervienen como cuidadoras no remuneradas en el hogar, a menudo con impactos devastadores en su propia salud.
En México, la suspensión de clases para prevenir contagio del COVID-19 hace que 25.5 millones de personas en edad de ser cuidadas por una persona adulta se queden en sus hogares durante el confinamiento.
A nivel mundial, las mujeres dedican 2.6 veces más tiempo que los hombres a realizar trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y, en México, el triple de horas.
Lo anterior implica una sobrecarga que impacta el bienestar físico y mental de las mujeres y a su dinámica de vida durante la pandemia de COVID-19.
Para más información ingresa a http://coronavirus.onu.org.mx/