Energía y sustentabilidad: ¿Qué soluciones existen para la industria de alimentos y bebidas?
Por Alejandro Hinojosa Martínez
Gerente de Proyectos de Energía de Veolia México
La urgencia de preservar recursos naturales y de conservar el medio ambiente es un factor fundamental para el óptimo desarrollo de las industrias. Para todos los sectores ha sido necesario, hoy más que nunca, establecer un modelo de consumo respetuoso con el medio ambiente y económicamente competitivo, sin embargo, la industria de alimentos y bebidas tiene desafíos propios que han impulsado la investigación y los avances tecnológicos para obtener resultados en términos de sustentabilidad y aprovechamiento energético.
En una investigación presentada por CIAL dun & bradstreet, proveedora de datos y análisis de negocios de América Latina y el Caribe, la industria alimentaria en México representa más del 23% del PIB del sector manufacturero, y más del 3.69% del PIB nacional. Así también, la industria alimentaria mexicana es el tercer mayor productor de alimentos procesados en América.
De forma paralela y de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cerca de un tercio de los alimentos que se producen en el mundo no son consumidos. En estas pérdidas se incluye una cantidad importante de energía. Así también, este organismo internacional destaca la necesidad de manejar los subproductos, residuos y desechos industriales con métodos que reduzcan de manera significativa la huella ambiental.
Granos, semillas de frutas, suero de queso, pieles y grasas animales: la industria alimentaria genera grandes cantidades de desechos orgánicos que deben tratarse adecuadamente para controlar su impacto contaminante. Estos residuos pueden valorizarse o utilizarse para otras aplicaciones como alimentación animal o para la producción de bioenergía.
Así también, los envases, como parte de los residuos industriales, representan un volumen importante de desechos sólidos, para los cuales es posible operar sistemas de packaging tendientes a reducir, clasificar y reciclar adecuadamente sus residuos sólidos y lograr objetivos de “cero residuos a vertederos”.
Con base en estos antecedentes, es necesario establecer estrategias y criterios para mejorar la relación calidad-costo e invertir en tecnología y formación que atenúen la gestión de residuos en las plantas procesadoras.
Otro concepto prioritario es el de economía circular, ya que ha generado importantes beneficios ambientales, y en algunos casos incluye ingresos extras para la industria alimentaria, al recuperarse parte de sus desechos. Su resultado va ligado a los residuos, pero también al agua y energía desperdiciadas durante los procesos de producción. Así, con una adecuada estrategia diseñada por profesionales, es posible reducir el impacto del consumo del vital líquido y la energía, en las plantas industriales.
Está comprobado que el aprovechamiento energético y de residuos es una forma efectiva de reducir costos sustancialmente, además de coadyuvar al crecimiento económico, generación de nuevos mercados y empleos verdes, reducción de gases de efecto invernadero, disminución de inversiones de infraestructura adicionales y progreso en la calidad de vida.