Reporte de riesgos globales 2021

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En 2020, el mundo sufrió los efectos catastróficos de hacer caso omiso de los riesgos a largo plazo, como las pandemias que ahora son un riesgo inmediato, según el Reporte de Riesgos Globales 2021 publicado el 19 de enero de 2021.

Durante los últimos 15 años, el Reporte de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial ha advertido al mundo sobre los peligros de las pandemias. En 2020, vimos las consecuencias de hacer caso omiso de la preparación y los riesgos a largo plazo. La pandemia de COVID-19 no sólo ha cobrado millones de vidas, también amplió las desigualdades digitales, económicas y de salud de larga data.

Miles de millones de trabajadores y estudiantes (especialmente las minorías que ya estaban en desventaja antes de la pandemia) están ahora en riesgo de perder las vías de acceso a las sociedades nuevas y más equitativas que la recuperación podría abrir.

De acuerdo con el Reporte de Riesgos Globales 2021, estos acontecimientos pueden obstaculizar aún más la cooperación global necesaria para atender desafíos a largo plazo, como la degradación ambiental.

Cuando se trata del acceso a la tecnología y las habilidades digitales, la brecha entre “los que tienen” y “los que no tienen” podría ampliarse y poner en riesgo la cohesión social. Esto afectará en especial a los jóvenes de todo el mundo, ya que este grupo se enfrenta a su segunda crisis mundial en una generación y podría perder del todo las oportunidades durante la próxima década.

LA PANDEMIA DE COVID-19 ESTÁ AUMENTANDO LA DESIGUALDAD Y LA FRAGMENTACIÓN SOCIAL, EN LOS PRÓXIMOS 3 A 5 AÑOS AMENAZARÁ LA ECONOMÍA Y EN LOS PRÓXIMOS 5 A 10 AÑOS DEBILITARÁ LA ESTABILIDAD GEOPOLÍTICA.

Las presiones financieras, digitales y reputacionales que son consecuencia del COVID-19 también amenazan con dejar atrás a muchas empresas y sus fuerzas laborales en los mercados del futuro. Mientras que estas posibles desigualdades pueden causar fragmentación social para los estados, una perspectiva geopolítica cada vez más tensa y frágil también dificultará la recuperación global si las potencias de tamaño mediano carecen de un puesto en la mesa de discusión mundial.

MIENTRAS TANTO, LOS PROBLEMAS AMBIENTALES CONTINÚAN OCUPANDO EL PRIMER LUGAR EN TÉRMINOS DE PROBABILIDAD E IMPACTO DURANTE LA PRÓXIMA DÉCADA.

Una vez más, los riesgos ambientales dominan la perspectiva de la próxima década en cuanto a impacto y probabilidad. Las fracturas sociales, la incertidumbre y la ansiedad dificultarán más la coordinación necesaria para enfrentar la degradación continua del planeta.

Por primera vez, el reporte también califica los riesgos de acuerdo con el momento en que representarán una amenaza crítica para el mundo según la percepción de los encuestados. Los peligros evidentes y presentes (0 a 2 años) revelan inquietud por las vidas y los medios de subsistencia, entre ellos las enfermedades infecciosas, crisis laboral, desigualdad digital y desilusión en la juventud. A mediano plazo (3 a 5 años), los encuestados creen que el mundo se verá amenazado por riesgos económicos y tecnológicos con repercusiones que pueden tardar varios años en materializarse, como estallidos de burbujas de activos de capital, colapso de la infraestructura informática, inestabilidad de precios y crisis de deuda. Amenazas existenciales (5 a 10 años): las preocupaciones predominantes a largo plazo son las armas de destrucción masiva, el colapso de los estados, la pérdida de biodiversidad y los avances tecnológicos adversos.

“En 2020, el riesgo de una pandemia se hizo realidad, algo que este informe ha estado destacando desde el 2006. Sabemos lo difícil que es para los gobiernos, las empresas y otros resolver esos riesgos a largo plazo, pero la moraleja es que todos nosotros debemos darnos cuenta de que ignorarlos no reduce la probabilidad de que ocurran”, afirmó Saadia Zahidi, Directora General del Foro Económico Mundial.

“Ahora que los gobiernos, las empresas y las sociedades comienzan a resurgir tras la pandemia, deben apresurarse a crear nuevos sistemas económicos y sociales que mejoren nuestra resiliencia colectiva y capacidad de respuesta a impactos y que, a la vez, reduzcan la desigualdad, mejoren la salud y protejan al planeta. Para ayudar a enfrentar este desafío, el evento de la próxima semana, la Agenda de Davos, movilizará a los líderes mundiales para que moldeen los principios, las políticas y las asociaciones que se necesitan en este nuevo contexto”, explicó.

El reporte también reflexiona sobre las respuestas al COVID-19 y bosqueja lecciones diseñadas para reforzar la resiliencia global. Estas lecciones incluyen formular marcos analíticos, promover a gestores de riesgos, generar confianza mediante una comunicación clara y consistente, y crear nuevas formas de asociación.

Los riesgos principales descritos en el informe se complementan con recomendaciones para ayudar a los países, a las empresas y a la comunidad internacional a actuar, en lugar de reaccionar, frente a los riesgos interrelacionados. El informe termina con una descripción general de los “riesgos de frontera”: nueve eventos de alto impacto y baja probabilidad obtenidos de previsiones de expertos, como la alteración geomagnética, las guerras accidentales y el aprovechamiento de interconexiones entre cerebros y máquinas.

“La aceleración de la transformación digital promete grandes beneficios, como por ejemplo la creación de casi 100 millones de nuevos puestos de trabajo para el 2025. Sin embargo, al mismo tiempo, la digitalización puede desplazar a unos 85 millones de puestos de trabajo y, debido a que el 60 % de los adultos aún no tiene habilidades digitales básicas, existe el riesgo de ampliar las desigualdades existentes”, afirmó Peter Giger, Director Global de Riesgos, Zurich Insurance Group.

“El mayor riesgo a largo plazo sigue siendo no actuar respecto al cambio climático. No hay vacunas contra los riesgos climáticos, así que los planes de recuperación post-pandemia deben enfocarse en que el crecimiento se alinee con las agendas de sustentabilidad para una mejor reconstrucción”, puntualizó.

En tanto, Carolina Klint, líder de Gestión de Riesgos para Europa Continental de Marsh, sostuvo que cada empresa deberá fortalecer y revisar constantemente sus estrategias de mitigación de riesgos si es que desean mejorar su resiliencia ante futuras adversidades.

“Las secuelas económicas y sociales del COVID-19 tendrán un impacto profundo en la manera en que las organizaciones interactúan con sus clientes y colegas mucho tiempo después del despliegue de las vacunas. A medida que las empresas transforman sus lugares de trabajo, están surgiendo nuevas vulnerabilidades”, señaló.

Añadió que la digitalización rápida está aumentando exponencialmente las exposiciones cibernéticas, la alteración de la cadena de suministro está alterando radicalmente los modelos de negocios, y un aumento en los problemas de salud graves ha acompañado al cambio de los empleados hacia el trabajo a distancia.

“La pandemia en 2020 fue una prueba de esfuerzo que sacudió las bases de las economías y las sociedades de todo el mundo. Para reconstruir la resiliencia a perturbaciones sistémicas se necesitará financiamiento considerable, cooperación internacional y mayor cohesión social. La resiliencia también dependerá del crecimiento continuo de la conectividad en todo el mundo, pues sabemos que las economías que se digitalizaron primero tuvieron un desempeño relativamente mejor en 2020”, señaló Lee Hyung-hee, Presidente del Comité de Valor Social, Grupo SK.

“Sin embargo, si la implementación continua del 5G y la inteligencia artificial emergen como un motor de crecimiento, debemos apresurarnos a reducir las brechas digitales y abordar los riesgos éticos”, comentó.

El Reporte de Riesgos Globales 2021 ha sido elaborado con el invaluable apoyo de la Junta Asesora de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial. También se beneficia de la continua colaboración con sus socios estratégicos Marsh McLennan, SK Group y Zurich Insurance Group y sus asesores académicos en la Oxford Martin School (Universidad de Oxford), la National University de Singapur y el Wharton Risk Management and Decision Processes Center (Universidad de Pensilvania).

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