Amenazas desafiantes que enfrentan los océanos

992
0
Compartir:
Oceano

Por Rodrigo  Kambayashi

Nuestro planeta aloja hábitats naturales tan maravillosamente diversos que es difícil clasificarlos de manera permanente y nuevas especies son identificadas cada día. Muy específicamente dentro de nuestros océanos. Los océanos cubren las tres cuartas partes de la superficie de la Tierra, contienen el 97 % del agua de la Tierra y representan el 99 % del espacio vital del planeta en volumen. A pesar de su vital importancia, los océanos siguen menos explorados que el espacio y son los cuerpos naturales menos protegidos del mundo. La dificultad reside en su naturaleza dinámica y costosa. El fondo de los océanos es casi tan complejo como invisible para nuestra especie y sus reglamentaciones jurídicas se encuentran fragmentadas.

Los océanos son un excelente catalizador contra
los efectos climáticos. Los océanos absorben alrededor del 30 % del dióxido de carbono producido por los seres humanos, amor guando con efectividad los impactos del calentamiento global y siendo más efectivo que todos los bosques del mundo juntos (25 % según la NOAA1). El océano también absorbe más del 90 % del exceso de calor en el sistema climático.

Protegerlos suficientemente requiere un esfuerzo amplio y multinacional, razón por la cual organismos como Naciones Unidas establecen objetivos claros de conservación. Si bien los gobiernos de todo el mundo han protegido grandes áreas de erra,
la mayoría ha tardado en crear áreas protegidas
en el océano. Una meta clave para la protección
de los océanos, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 de las Naciones Unidas (ODS): Vida bajo el agua, ¿Cómo lo estamos haciendo frente a estas metas? La respuesta no es tan clara y las diferentes fuentes se contradicen. Imposible no deducir un conflicto de intereses políticos y económicos a gran escala.

A pesar de su vital importancia, la gran mayoría de los océanos, y las especies que dependen de ellos, están amenazados. Cifras extra oficiales oscilan entre el 7
% y el 10 % de su superficie total de los océanos están protegidos por algún tipo de reglamentación. Sólo 5 % para Greenpeace y donde sólo 1 % está en aguas internacionales (Greenpeace2, 2021). Cálculos científicos en políticas marinas muestran que solamente es el 3.6 % (Sala et al, 2018) y donde sólo el 2 % está reglamentado de manera integral.
La diferencia reside en que muchas áreas se declaran protegidas pero se toleran actividades industriales de pesca sin ningún tipo de sanciones. Lo que
nos lleva a preguntar la diferencia práctica entre áreas marinas protegidas, reguladas y monitoreadas. Entonces, 98 % de nuestros océanos siguen realmente desprotegidos. El objetivo de 30 % para 2030 queda aún lejos.

Para medir el progreso hacia el ODS 14,
un indicador clave es la proporción de poblaciones de peces que se encuentran dentro de niveles biológicamente sostenibles. Esto puede ayudar
a es mar la sostenibilidad de la pesca
de captura marina del mundo.

Desafortunadamente, el porcentajede poblaciones de peces que se encuentran dentro de los niveles biológicamente sostenibles ha disminuido del 90 por ciento en 1974 al 65,8 por ciento en 2017 según la FAO3 (2020). Esto depende de la especie y de la zona en cuestión. La FAO, señala que especies como el Atún de cola amarilla en zonas del Pacífico Este y los tiburones por sus aletas en Asia están siendo devastadas. Otras especies como los delfines disminuyen drásticamente, en lo que se llama
by-catch o captura accidental junto con ellas. Otras especies técnicamente ya no existen
en forma natural tal como el salmón del Atlántico Norte. La NOAA contabiliza alrededor de solo
1 000-1 200 ejemplares que regresan a desovar
a los ríos todo Estados Unidos. Especie
en inminente peligro de extinción. De no ser por la acuacultura el salmón hubiese desaparecido hace ya varios años de nuestros platos.
Hoy en día es el pescado más comercializado
en el mundo (FAO, 2020).

UN PUNTO DE PARTIDA: NUESTRO CONSUMO DE PESCADOS Y MARISCOS. ¿CUÁLES SON LOS POSIBLES IMPAC- TOS DE LA ACUACULTURA?

En Noruega, principal país productor de salmón, según Barentswatch4, hasta el 20 % de la producción de acuacultura se pierde por causas
de muerte antes de ser extraídos de sus jaulas. Esto representa 61.6 millones de pescados muertos por enfermedades en 2020. Siendo el salmón llamado el rey de los peces que nada a contra corriente y que además vive en agua salada y agua dulce según le guste ¿qué tan sana es ahora una especie donde 1 de cada 5 se muere antes
de que se recolecte? ¿Qué tan enfermos deben estar los otros 4? ¿Qué tanto se va a descomponer antes de que me lo coma? ¿Qué pasará en China donde se produce 50 veces más que en Noruega
y con estándares de calidad un poco más dudosos?

Por darnos una idea de comparación la industria aviaria en EE. UU. reporta 3.9 % de tasa de mortalidad. Aun así, los casos de salmonella
y enfermedades asociadas siguen siendo altos.

¿Te has preguntado de dónde viene el pescado que consumes?

La pesca industrial, además de ser dañina para
la preservación de ciertas especies y la explotación de su mano de obra con escándalos de esclavitud moderna me llevan a la pregunta ¿cuántos controladores aceptarán revisar las condiciones
y con ello, los derechos fundamentales del trabajo en aguas internacionales? Esta industria
sin escrúpulos cuenta con técnicas insensibles
e ignorantes que son muy criticadas pero poco sancionadas como lo es la técnica del arrastre
que consiste en tirar redes que lleguen hasta
el fondo del océano y conforme a su avance
estos barcos gigantes van arrastrando las redes
las cuales van acabando simplemente con todo
lo que se pueda arrastrar del fondo marino. Pueden convertir arrecifes llenos de vida en desiertos marinos en cuestiones de horas. Difícil establecer culpables dada la complejidad del terreno; y para no dejar huellas, una vez seleccionadas las especies con más valor económico, tiran al océano el resto junto con las redes.

El crimen perfecto

Cuando nos hablan de plásticos y océanos,
todos imaginamos botellas de plástico flotando.
La prestigiosa revista Nature habla de lo que pocos hablan: El 46 % de los plásticos en los océanos son de redes de pesca y equipo de pesca (Lebreton5 et al, 2018). ¿Coincidencia? Supongo que cambiar la redes de plástico puede ser más barato que pagar las sanciones establecidas
y exponerse a riesgos legales.

Los océanos son zonas vitales pero a su vez,
son zonas invisibles y desprotegidas. Nuestra naturaleza terrestre ha ayudado a que actuemos sobre lo que vemos en nuestra cotidianeidad. ¿Por qué en nuestra sociedad la probabilidad de ser sancionado por no usar el cinturón es infinitamente más alta que ser multado por mu lar 100 km2
de fondo marino? Insisto, lo que vemos día a día no siempre es lo más importante para nosotros.

Hoy en día más que nunca se requiere una nueva relación entre la humanidad y el océano para asegurar la continuidad de las diversas funciones del soporte vital que nos regala. La gobernanza de los océanos se enfrenta al desafío de reflejar el papel multidimensional e interconectado que desempeña el océano en la salud ambiental, la prosperidad económica, el bienestar
humano con base a la justicia y la equidad. Independientemente de seguir presionando por una regulación más efectiva y criticar
las grandes subvenciones que salen de nuestros impuestos a una industria poco sancionada, a mí me gusta pensar unos segundos más al momento de comprar u ordenar cómo puedo ayudar
en paralelo a proteger nuestros océanos.

Recuerda que puedes enviarnos tus propuestas de historias y comentarios a través del correo: [email protected] 

Explora nuestro canal en YouTube ¡Suscríbete!


Compartir:

Deja tu comentario