¿Cómo pueden los consejos de administración mexicanos incorporar principios de gobernanza climática?
POR YVES HAYAUX DE TILLY / HÉCTOR ARANGUA / ANA PAULA TELLERIA
Todos podemos observar los efectos que la emergencia climática tiene en el medio ambiente. Las olas de calor, la pérdida de glaciares, el aumento del nivel del mar, las inundaciones, las sequías y las catástrofes naturales recurrentes ya forman parte de nuestra vida cotidiana.
No obstante lo anterior, fue hasta hace poco que los bancos centrales y, por lo tanto, la comunidad financiera y empresarial, comprendieron que el cambio climático constituye un riesgo financiero y sistémico. Según Swiss Re, en 2050, el cambio climático reducirá la riqueza mundial en un 10 %. Esto significará una pérdida global de aproximadamente 23 trillones de dólares.
Es fundamental para evitar este riesgo financiero y sistémico alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París y limitar el aumento promedio de la temperatura mundial a menos de 1.5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
Estas razones, entre otras, propician que se den cambios en la manera en la que operan los negocios, de tal manera que se adapten y encuentren su propósito y nuevas maneras de lograrlo bajo estándares sostenibles. En los últimos años ha ganado fuerza un nuevo tipo de capitalismo enfocado al entorno de la empresa, el llamado “Stakeholder Capitalism”. Este nuevo modelo amplía el propósito de la empresa para no sólo beneficiar a sus accionistas mediante la maximización de las ganancias, sino también para extender esos beneficios a todas las personas con un interés en la misma (por ejemplo, los empleados, familiares, proveedores, la comunidad donde la empresa hace sus negocios, etc.), lo que requiere incorporar criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG).
Para llevar a cabo la transición hacia modelos de negocio sostenibles, las empresas pueden -y deben- adoptar principios de gobernanza climática y poner en marcha estrategias que contribuyan a la lucha contra el calentamiento global, a nivel de sus consejos de administración, para, a través de dicho órgano gestionar los riesgos de la emergencia climática y aprovechar las oportunidades que implica el cambio hacia un modelo sostenible, alcanzando márgenes de rentabilidad y cuidando al mismo tiempo del planeta y de las personas.
EL PAPEL DE LOS CONSEJEROS
Un consejero tiene un deber fiduciario frente a la empresa. Sus dos deberes fundamentales son el deber de lealtad y el deber de diligencia. Para cumplir con estos deberes, un consejero debe tomar todas las medidas necesarias para evitar cualquier daño previsible.
Es evidente que el cambio climático constituye un daño real y previsible, por lo que, para cumplir con sus deberes fiduciarios, los consejeros deben comprender la emergencia climática, los riesgos y los posibles daños que ésta provocará a la empresa, y como consecuencia de lo anterior, desarrollar una adecuada estrategia de gestión de riesgos para mitigarlos y transitar a un modelo de negocio sostenible que incorpore una gobernanza climática eficiente dentro de la empresa. El marco legal mexicano establece diferentes regulaciones sobre los deberes y responsabilidades de un consejero, dependiendo de si la empresa es privada, si cotiza en bolsa o si es una entidad regulada.
RECOMENDACIONES PARA ALCANZAR LOS OBJETIVOS CLIMÁTICOS
Es imperativo que las empresas mexicanas comiencen a actuar con base en sus propios análisis de riesgo y escenarios proyectados; adopten medidas de resiliencia climática y divulguen información sobre el cambio climático, con el fin de mitigar sus efectos y así prevenir posibles daños y responsabilidades financieras.
Para lograr lo anterior, el consejo de administración de la empresa deberá, como mínimo:
- Establecer expresamente que el consejo de administración es responsable de la identificación de los riesgos y oportunidades que genera el cambio climático, para lo cual deberá nombrar un equipo de expertos que informen directamente al director general y al consejo de administración acerca de dichos riesgos y oportunidades.
- Incluir en su agenda el desarrollo de una guía de transición climática hasta el año 2050, con objetivos transparentes de neutralidad y reducción de carbono, objetivos intermedios claros hasta 2030 y 2040, y un plan estratégico plurianual, que implique un informe periódico al consejo de administración.
- Delegar en el comité o los comités apropiados, (como es el caso del comité de riesgos) de auditoría, jurídico y de gobierno, escenarios/estrategia, nombramientos/remuneración o sostenibilidad/ responsabilidad corporativa, la tarea de traducir la estrategia a largo plazo en una política clara de proceso de toma de decisiones para cada aspecto que sea relevante para cada comité.
- Discutir con su asesor de divulgación, para desarrollar un plan externo de compromiso y comunicación. El objetivo es, o al menos debería ser, que la gobernanza climática se convierta en una parte intrínseca del gobierno corporativo de todas las empresas mexicanas. En este sentido, no se puede menospreciar el impacto que las políticas y liderazgo del sector privado tienen en el combate al calentamiento global. Es por ello, que las principales empresas mexicanas deben dar el ejemplo y adoptar medidas importantes para frenar el cambio climático, de modo que otras las secunden.