Pobreza alimentaria y cómo mitigarla en centros urbanos
Claudia Alejandra Vazquez Cuautli
El 16 de octubre fue el Día Mundial de la Alimentación, lo cual nos brinda una oportunidad para reflexionar sobre lo implica en un mundo moderno y globalizado, lleno de oportunidades y diversidad, que a su vez atraviesa una pandemia y está plagado de desigualdades.
En el mundo 1 de cada 9 personas está subalimentada, y en México 23% de la población o 27 millones de personas viven en situación de pobreza alimentaria, por lo que se pone en evidencia la falta de seguridad alimentaria en el país. Una persona que no está bien alimentada no puede concentrarse en estudiar, o en desempeñar un trabajo de manera exitosa, por lo que el hambre es el punto de partida de múltiples problemáticas sociales que azotan a México.
Que todos los mexicanos estuvieran bien alimentados y nutridos no solucionaría todos los problemas de la noche a la mañana, pero es un buen lugar para comenzar. El primer paso en la dirección del bienestar, es el impulsar el acceso a una sana alimentación, por ejemplo a través de huertos urbanos.
En los centros urbanos el acceso a alimentación fresca y saludable es más escaso que en poblaciones rurales por lo que aquellos que viven en las urbes, constantemente optan por consumir alimentos con bajo nivel nutricional y con los cuales se puedan sentir satisfechos, por ejemplo, comida chatarra. Una manera de disminuir el consumo de este tipo de comida e incrementar una alimentación saludable es a través de huertos urbanos en zonas marginadas para facilitar el acceso a la comida al igual que promover una cohesión comunitaria. Si este tipo de proyectos se promueven en centros urbanos y a gran escala, es probable que disminuya la pobreza alimentaria en el país.