¿Cuál es el impacto de los fuegos artificiales en el medio ambiente y la sociedad?

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Los espectáculos con pirotecnia están presentes en todas las celebraciones masivas, como lo es el inicio de un nuevo año. Sin embargo, a pesar de lo bonitos que se ven, fomentan contaminación en la atmósfera, sónica, molestias a los animales y, en ocasiones, incendios forestales.

Es muy difícil medir el impacto ambiental exacto por fuegos pirotécnicos cada año, pero si algo se sabe es que estos productos provienen mayormente de China.

En promedio, durante la década pasada, todos los años se importaron más de 3 millones de kilos de artículos pirotécnicos desde China para el mundo.

Guillermo Rodríguez-Bronchu, representante de la Asociación Española de Fabricantes de Fuegos Artificiales, dijo a EL PAÍS que “el producto chino es más barato, pero también de peor calidad”, comenta Guillermo Rodríguez-Bronchu, representante de Afape, que asegura que este tipo de espectáculo ya no es como antes: “Ha cambiado la filosofía, antes se anunciaban exhibiciones de fuegos artificiales, con muchos efectos, ahora lo que cuenta es que haya mucho material, aunque dure poco en el cielo”.

Los fuegos artificiales no solo son pólvora, sino que están llenos de compuestos químicos para que haga el efecto de colores.

La revista científica Environmental Science & Technology publicó en 2010 cómo se concentraba el perclorato en lagos de Estados Unidos cercanos a espectáculos pirotécnicos desde 2004 a 2006. Los peores días eran aquellos posteriores al del 4 de julio, Día de la Independencia del referido país.

Ahora, existen productos pirotécnicos que no usa perclorato, pero son más difíciles de fabricar e igual siguen siendo contaminantes, pero en menor medida.

La revista francesa Terra Eco hace algunos años un reportaje titulado ¿Corremos el riesgo de morir en una tarde de 14 de julio demasiado iluminada?, donde se publicaron recomendaciones de la Oficina Federal de Medio Ambiente de Suiza para abordar el impacto ambiental de los fuegos artificiales.

“Los grandes fuegos producen una concentración, breve pero realmente importante, de polvos finos y de compuestos colorantes metálicos”, reza la publicación.

En este reportaje, se visibiliza a los fuegos artificiales como un sector menos contaminantes que otros que podrían considerarse más prioritarios, como el de la contaminación por tráfico.

Guillermo Rodríguez-Bronchu, finalmente, advirtió que si el producto “estalla y funciona bien, la contaminación química es mínima”. Mencionó que la etapa con mayor huella contaminante es la de  la producción del material pirotécnico.

El aire no es el único afectado

Los fuegos artificiales también dañan los suelos, atentan contra la paz y la vida de los animales y afectan a sectores de la población con condiciones como el autismo u otros trastornos.

Diversos gobiernos locales del mundo han controlado su uso, limitándolo solo a espectáculos focalizados, para que no cualquiera pueda hacerlo y contribuir con el impacto negativo de estas actividades.

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