¿Cómo desarrollar un pensamiento innovador en tu organización?

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La habilidad de innovar se ha convertido en una herramienta imprescindible para la creación de oportunidades de crecimiento e impacto positivo. Permite a las personas implementar ideas y programas de RSE y Sostenibilidad que son más eficientes y lograr ser una empresa que tenga una propuesta de valor –eso que solo ella es capaz de hacer y de ofrecer a sus clientes y stakeholders– única que le permita crecer y ser sostenible en el tiempo.

Es por ello que en el mundo empresarial los innovadores son cada vez más apreciados. Estos son aquellos que son capaces de crear conexiones entre las diferentes áreas del conocimiento para descubrir nuevas formas de realizar las cosas y de generar la creación de propuestas frente a retos no explorados en el mercado.

En el ámbito empresarial, la innovación es la capacidad de llevar a la práctica ideas surgidas a partir del ejercicio de la creatividad y de convertirlas en un negocio exitoso.

Entre las principales habilidades que tiene que desarrollar una persona para convertirse en innovador, están las siguientes:

 

Pensamiento asociativo 

 

Esta es una habilidad necesaria para convertirse en un innovador en los negocios. Consiste en la capacidad de conectar ideas que antes no estaban conectadas. De esta manera es posible imaginar nuevos modelos de negocios, productos y servicios disruptivos, explica Jeff Dyer, coautor de Innovator’s DNA.

Esta habilidad se puede entrenar, por ejemplo, haciendo contacto con personas distintas a ti y que tengan distinto origen, religión, edad o país, ya que esto te abrirá un mundo nuevo. Además, te permitirá integrar la información nueva con la que ya tienes y de esta manera construir nuevas conexiones entre ideas, según explica este especialista.

 

Cuestionamiento  

 

Es una de las habilidades más importantes para desarrollar un pensamiento innovador. Sin embargo, muchas veces no es tomada tanto en cuenta debido a que muchas veces tememos parecer tontos si preguntamos, explica Jeffrey Baumgartner, autor del libro “The Way of the Innovation Master”.

«Sin embargo, los estudiantes más brillantes no son los que no necesitan hacer preguntas. Más bien, los estudiantes más brillantes son los que constantemente hacen preguntas», sostiene Baumgartner.

Preguntar, preguntar, preguntar. Es algo esencial para desarrollar un pensamiento innovador y a la hora de hacerlo, vale todo tipo de preguntas. Por ejemplo, el planteamiento de preguntas que podrían ser incómodas por el riesgo que conllevan. Como por ejemplo, «¿qué pasaría si no pudiéramos vender a los clientes que ya tenemos durante el siguiente año?».

Solo para entender la importancia de las preguntas a la hora de desarrollar un pensamiento innovador, vale conocer lo que Eric Schmidt, CEO de Google:

 

«Dirigimos la empresa por preguntas, no por respuestas. Entonces, en el proceso de estrategia, hasta ahora hemos formulado 30 preguntas que tenemos que responder», explicó Schmidt una vez a Time.

 

Él asegura que las preguntas estimulan la conversación y esto, a su vez la innovación, y que la cultura de Google, precisamente está basado en ello.

 

Observación

 

Los especialistas en innovación señalan esta otra habilidad como necesaria para desarrollar el pensamiento innovador. La observación es muy importante porque permite encontrar patrones en común o necesidades en el mercado que aún no están resueltas y que podrían solucionarse a través de una propuesta innovadora.

Steve Blank, el uno de los cerebros detrás del movimiento Lean Startup, asegura que es necesario que los emprendedores «se salgan del edificio», lo que podría traducirse como la necesidad de observar al cliente en su ambiente, y tratar de ponerse en sus zapatos para entender qué es lo que ve y lo que realmente necesita.

De esta manera, cualquier persona que desee desarrollar un pensamiento innovador, necesita salirse de su zona conocida y observar lo que sucede no solo a su alrededor, sino en otros contextos muy diferentes a los que se desenvuelve.

Esto, de la mano con otras habilidades como el hacer preguntas, podrán derivar en ideas innovadoras y, a la larga, en el desarrollo de un pensamiento innovador. 

 

Trabajo en red  

 

El profesor Ronald Burt, de la Chicago University, realizó un estudio en el que analizó la red y cómo 674 gerentes interactuaban con esta y encontró que la innovación no nace del genio individual.

Esta nace de que los individuos, que construyen diversas redes y que se convierten en ‘puentes’ entre distintos grupos, están en un «mayor riesgo de tener una buena idea».

Es decir, que las ideas buenas e innovadoras tienen, en gran parte, origen social y de grupo.

Por todo esto, es importante que para desarrollar un pensamiento innovador, las personas no se aíslen. Más bien, que encuentren grupos en los cuales puedan intercambiar ideas, ya que a partir de este intercambio las ideas innovadoras nacen.

 

Experimentación para desarrollar un pensamiento innovador

 

La experimentación es crítica para desarrollar habilidades innovadoras. Y hoy es mucho más sencillo desarrollarla que antes.

Incluso hoy ha surgido lo que se llama la «revolución experimental» en los negocios, según explican profesores de la David Eccles School of Business at the University of Utah, en un texto para la Harvard Business Review. 

Debido a la disponibilidad de grandes cantidades de datos de los consumidores, al poder del internet, y a que es más fácil y barato automatizar procesos, el proceso de experimentación es más fácil y más rápido. La «revolución experimental» ha surgido para demostrar que la experimentación es muy importante a la hora de desarrollar un pensamiento innovador.

La invitación es a observar, plantearse preguntas, asociar ideas que antes no estaban conectadas y con ello, elaborar hipótesis que puedan ser luego probadas y refutadas a través de la experimentación. Se trata de incorporar el método científico a la hora de desarrollar el pensamiento innovador.

 

(*) iLab es una consultora internacional de innovación con impacto positivo reconocida y premiada, con 8 años de experiencia por profesionales expertos en transformar problemas, oportunidades e ideas en soluciones eficientes.

Su metodología, resultado de la  participación de iLab en el programa M.I.T. Regional Entrepreneurship Acceleration Program, facilita a personas y equipos de trabajo en crear fórmulas de negocio sostenibles.

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