Calidad de vida, trabajo y responsabilidad

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Por Raúl Franchi Martínez Moreira

Dos grandes motores nos impulsan en la vida: uno de ellos es la familia, el sentido íntimo por el que vivimos; otro, el trabajo, fuente de subsistencia. Fuera de estos dos ámbitos encontramos otros órdenes igualmente importantes, el social y el espiritual, o sentido último, pero las dos columnas fundamentales para la mayoría de las personas son su familia y su trabajo.

La calidad del trabajo influye directamente en nuestra calidad general de vida. Haré aquí una breve acotación de lo que significa calidad de vida en el trabajo, asociada con la responsabilidad empresarial.

Una empresa que responde a su fin y misión (que es responsable) satisface las necesidades de sus cinco participantes. ¿Por qué cinco? Así lo confirman las cinco cuentas del estado financiero

que mide los resultados económicos:

(1) las ventas, o los clientes;

(2) el costo de ventas, o los proveedores;

(3) los gastos de operación, o los colaboradores;

(4) los tributos, destinados a la comunidad;

(5) las utilidades, o los accionistas.

Los cinco participantes entablan entre sí diversas relaciones de intercambio que son contabilizadas en moneda y reflejadas en el estado de resultados. Sin embargo, los números nada nos dicen de la calidad de dichas relaciones.

Cada una de dichas relaciones de colaboración e intercambio son semejantes a fibras o hilos, que se entretejen para formar una tela. El resultado puede ser un esplendoroso tapete persa que durará varias generaciones, o un tapete de grueso algodón que se deteriorará pronto con la humedad atmosférica. Esta imagen refleja la importancia de la calidad en cada compra de un producto, en cada pago a un proveedor, en cada trato a un colaborador, en la retribución al accionista.

Existe calidad en el trabajo siempre y cuando los cinco participantes señalados estén satisfechos con las diversas relaciones que entablan entre sí y conforman la empresa. En seguida me referiré a cuatro tipos de satisfacción: económica, psicológica, ética y política.

La satisfacción económica ocurre cuando nadie toma para sí ni más ni menos que lo justo. El mínimo por obtener es lo necesario para la alimentación, vivienda, educación, salud y

esparcimiento de la familia. El máximo es compensar razonablemente el esfuerzo directivo

o el riesgo asumido por los accionistas. La satisfacción psicológica se produce cuando

todos son tratados como personas, con pleno respeto a su dignidad. Asimismo, cuando encuentran en el trabajo un significado que trasciende sus necesidades económicas y que

además provoca pasión.

La satisfacción ética se consigue cuando el trabajo o el intercambio cumple con la ley, pero además contribuye para que la persona sea mejor persona. Esto significa que aprende, crece, forja un carácter, se desarrolla.

Finalmente, la satisfacción política se origina cuando la comunidad recibe los tributos que en justicia corresponden, para que un buen gobierno los administre en beneficio de los necesitados y de toda la población. Este criterio involucra el deber de contribuir tanto como el de exigir,imperativo este último en el que fallanla mayoría de las empresas.

Esbocé aquí cuatro niveles de satisfacción para los cinco participantes enunciados. El modo de definirlos y medirlos ocupará otro espacio, pero basta decir que alcanzar la calidad de vida

en el trabajo, así entendida, es la mejor ruta para fortalecer a las empresas, formar mejores

personas y construir una mejor sociedad.

Es una pena que alrededor del mundo, la inmensa mayoría de los colaboradores se encuentren insatisfechos y busquen cambiar de trabajo. Así lo demuestran diversos estudios, sin incluir citas precisas. No es de extrañar, considerando que prevalece la idea de que las empresas existen para crear riqueza por conducto de diversas personas. La empresa responsable actúa de manera diametralmente opuesta: existe para mejorar la calidad de vida de diversas personas y para ello se vale de la creación de riqueza.

El núcleo de la responsabilidad empresarial consiste en tratar como personas a quienes conforman la empresa, o participantes.

Una vez entendidos como fines, la riqueza se transforma en medio. Hacer lo contrario constituye una aberración moral. En cambio, hacer las cosas bien haciendo el bien, es fuente de prosperidad económica, psicológica, ética y política para todos los participantes en la empresa, que son a su vez integrantes de la comunidad.

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