Cómo la crisis climática provoca migración y conflictos
El Informe sobre Amenazas Ecológicas 2022 del IEP señala el cambio climático como una de las principales amenazas para la paz, siendo la migración inducida por el clima una de las preocupaciones más acuciantes.
Así lo revela el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), organismo de Naciones Unidas encargado de evaluar la ciencia del clima. Según el informe, los incendios empeorarían, las sequías durarían más y las inundaciones serían más frecuentes, provocando desplazamientos masivos en el futuro.
Como consecuencia del cambio climático, se prevé que el número de emigrantes aumente considerablemente en un futuro próximo. Al menos el 5% de la población de 17 países está desplazada o refugiada, lo que ejerce una enorme presión sobre las sociedades que luchan por salir adelante. Más del 35% de la población de Sudán del Sur está desplazada, y más del 20% lo está en Somalia y la República Centroafricana.
El Banco Mundial calcula que el cambio climático creará hasta 86 millones de migrantes adicionales en el África subsahariana, 40 millones en el sur de Asia y 17 millones en América Latina, a medida que se deterioren las condiciones agrícolas y la disponibilidad de agua en todas estas regiones; para 2050, habrá 143 millones de migrantes climáticos.
Es habitual que la migración a tan gran escala provoque una presión sobre los recursos de las ciudades, los países y las comunidades que acogen a los migrantes, exacerbando así las inestabilidades existentes. En los países que carecen de capacidad institucional para gestionar una afluencia de migrantes, o en los que ya sufren conflictos internos, la migración a esta escala aumenta enormemente el riesgo de violencia.
En la actualidad, 2,000 millones de personas viven en países que se enfrentan a amenazas ecológicas catastróficas. Sin embargo, el ETR 2022 predice que en 2050 esta cifra alcanzará los 3.400 millones, lo que supondrá casi el 35% de la población mundial.
El cambio climático, la migración forzosa y los conflictos son cada vez más reconocidos, y el término “nexo entre clima y seguridad” se está haciendo más popular.
Como consecuencia de los conflictos, Siria, Afganistán y Sudán del Sur se encuentran entre los cinco países con mayores desplazamientos. En el Índice de Paz Global de 2022, estos tres países ocupan los puestos 161, 163 y 159, respectivamente, lo que supone tres de las cuatro naciones menos pacíficas del mundo. Siria y Afganistán se enfrentan a elevados riesgos de sequía, mientras que Sudán del Sur se enfrenta a importantes riesgos de inundaciones.
Los países con bajos niveles de paz corren mayores riesgos
Los países con bajos niveles de paz tienden a tener una menor capacidad de adaptación, lo que los expone a un mayor riesgo de degradación de la paz.
Los problemas relacionados con el clima pueden intensificar los agravios sociales y políticos existentes en los países frágiles con una gobernanza deficiente, especialmente en Siria, dando lugar a disturbios. En Siria se produjeron dos sequías de larga duración entre 1999 y 2011. Alrededor del 75% de los agricultores sufrieron pérdidas de cosechas y el 80% del ganado murió en el noreste.
Se calcula que entre 1,3 y 1.5 millones de ciudadanos rurales emigraron a centros urbanos en 2011, según una encuesta del Banco Mundial sobre migrantes sirios realizada en 2011. Los disturbios en Siria estallaron cuando la frustración por la respuesta del Gobierno a estos problemas medioambientales y de desarrollo desencadenó un levantamiento, que comenzó sobre todo en barrios pobres y marginados en los que predominaban los migrantes rurales.
En Etiopía, las sequías de mediados de los años setenta y ochenta y las hambrunas subsiguientes provocaron oleadas de migraciones masivas desde las zonas afectadas por la sequía, tanto voluntarias como obligatorias. En este caso, tanto los factores climáticos como los políticos afectaron al desplazamiento de la población y a la migración internacional. Como consecuencia de esta inestabilidad, la violencia y la inseguridad aumentaron en los países vecinos, desestabilizando así toda la región.
Entre 2002 y 2012, las variables relacionadas con el clima, concretamente la sequía, afectaron negativamente a los medios de subsistencia de cinco millones de pequeños agricultores en México. Como consecuencia, la migración interna fluyó hacia los barrios marginales de Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, así como a escala internacional hacia Estados Unidos.
Recomendaciones políticas: Abordar la migración climática
En 2021, el IEP organizó varias charlas con destacados académicos, responsables políticos y especialistas de ejércitos y centros de investigación para debatir soluciones políticas a algunos problemas medioambientales. Como hemos señalado, muchos de los países que corren más riesgos son los que tienen menos resiliencia para afrontarlos. Es en estos momentos de vulnerabilidad cuando suelen desencadenarse las migraciones masivas. Por ello, una acción clave debería ser reforzar la resistencia de las zonas más propensas a sufrir catástrofes.
El ETR 2022 presenta recomendaciones orientadas todas ellas a aumentar la resistencia de las comunidades en riesgo. Éstas se desglosan en tres categorías: resistencia al agua, sistemas alimentarios y desarrollo rural. Trabajando para construir presas y aumentar la eficiencia de los cultivos, estas intervenciones ayudarán a mitigar el impacto de las crisis climáticas en las personas y lugares vulnerables. Sólo a través de estas soluciones holísticas podemos esperar reducir las migraciones forzosas asociadas a catástrofes humanitarias y conflictos.