Japón iniciará plan para verter agua radiactiva tratada de Fukushima en el océano Pacífico
Las autoridades japonesas han anunciado que a partir de agosto iniciarán un polémico plan para verter al océano Pacífico el agua radiactiva tratada procedente de la central nuclear de Fukushima. Después de años de análisis y protestas, la medida ha recibido el permiso de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para su ejecución.
El gobierno japonés ha argumentado que esta medida es necesaria debido a que “no hay otras opciones” para almacenar el material radioactivo. Se estima que existen más de 1.3 millones de toneladas métricas de aguas residuales del desastre nuclear que ocurrió en Fukushima en 2011, cuando un terremoto y un tsunami devastaron la región.
Sin embargo, la eliminación de este material sigue siendo motivo de preocupación tanto en Japón como en los países vecinos, especialmente entre las comunidades pesqueras que temen que el vertimiento afecte la vida marina de la región.
Aunque las autoridades de China han calificado este plan como “extremadamente irresponsable” y han pedido su suspensión, el gobierno de Japón y la Agencia Internacional de la Energía Atómica aseguran que el vertimiento es seguro. Han argumentado que el método utilizado ha sido revisado exhaustivamente por expertos y científicos.
El agua radiactiva será tratada para filtrar la mayoría de los elementos peligrosos, a excepción del tritio, un isótopo radiactivo del hidrógeno que es difícil de separar del agua. Después de este proceso, el material se diluirá en agua limpia para mantener la concentración de tritio por debajo de los niveles aprobados internacionalmente y, finalmente, se verterá lentamente al mar. Se estima que el proceso completo de eliminación tomará entre 30 y 40 años.
El inicio de este plan de vertimiento de agua radiactiva ha generado reacciones encontradas y sigue siendo un tema controvertido en la comunidad internacional. Mientras Japón asegura que la medida es segura y necesaria, algunos países vecinos y grupos ambientalistas han expresado su preocupación por los posibles impactos en el ecosistema marino. El tiempo dirá cuáles serán las consecuencias y si esta polémica medida será aceptada por la comunidad global.
