El reto de la seguridad alimentaria y la Sustentabilidad

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Por Ing. Luis Fernando Haro Encinas / Director General del Consejo Nacional Agropecuario

El 16 de octubre de cada año se celebra el Día Mundial de la Alimentación, establecido en 1979 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) con el fin de concientizar y promover acciones sobre los desafíos globales relacionados con la Seguridad Alimentaria (SA) y la Nutrición.

La FAO, determinó que la Seguridad Alimentaria, a nivel individual, nacional o global, se consigue cuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico y económico a suficiente alimento, que éste sea seguro y nutritivo, y que satisfaga sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objetivo de llevar una vida activa y sana.

Existen 4 condiciones primordiales para que la Seguridad Alimentaria exista: 1) se debe asegurar la disponibilidad de los alimentos; 2) el acceso físico de estos debe ser fácil y económico; 3) se refiere al uso correcto de los alimentos y a la implementación de buenas prácticas de salud y alimentación; y la condición más importante 4) la estabilidad, es decir, el acceso a los alimentos de manera periódica, pues la falta de ellos representa un riesgo para la condición nutricional.

Actualmente, el mayor reto global para el sector agroalimentario es justo el asegurar la disponibilidad de alimentos sanos e inocuos para una población creciente, en un entorno en el que los recursos naturales son cada vez más escasos, donde el cambio climático también es cada vez más evidente; para atender este desafío, es necesario que la producción crezca principalmente con base en mejoras en la productividad (más que en la expansión de superficie y en el uso creciente de insumos), y estas mejoras deben hacerse  de manera sustentable.

Entre los factores para tener Seguridad Alimentaria se encuentran: 1) el tener acceso y control sobre los medios de producción como la tierra, agua, insumos, tecnología, y conocimiento; gestionar los recursos naturales como: el agua, ya que en la agricultura se ocupa el 70 % de este recurso que se extrae en el mundo y ante fenómenos como las sequías, resulta necesario trabajar en una mejor planeación de su uso (ser más productivos por metro cúbico utilizado); y el suelo, pues según la FAO la relación erosión del suelo – productividad sugiere que una pérdida media mundial de 0.3 % del rendimiento anual de los cultivos ocurre debido a la erosión; si esta tasa continúa sin cambios en el futuro, una reducción total del 10 % del rendimiento potencial anual podría ocurrir para el año 2050, esta pérdida debido a la erosión podría ser equivalente a la eliminación de 150 millones de ha de producción de cultivos o 4.5 millones de ha al año (aproximadamente un campo de fútbol cada cinco segundos);  la gestión de  estos dos recursos naturales podría incrementar el suministro de alimentos saludables y contribuir a la SA mundial. 2) Otro factor es mantener la estabilidad de los procesos productivos, tener control en los ciclos de los cultivos y de la producción de animales, así como contar con silos y almacenes adecuados para contingencias en épocas de déficit alimenticio; finalmente, 3) también se trata de la inocuidad y condiciones higiénicas en los alimentos, así como de la distribución equitativa de estos dentro de los hogares.

Garantizar la Seguridad Alimentaria a nivel global es de vital importancia y se ha convertido en una prioridad, ya que la prevalencia de la desnutrición se incrementó del 8.0 % al 9.8 % de 2019 a 2021, resultado del impacto de la pandemia por Covid-19, afectando a alrededor de 2,300 millones de personas en el mundo con Inseguridad Alimentaria (IA) que va de moderada a grave.

En el caso de México, la situación es crítica de igual manera, según la FAO, para el periodo 2019-2021 se arrojó que 6.1 de cada 100 personas en el país sufrían de desnutrición; para el mismo periodo, el 26.1 % del total de la población mexicana estaba en condición de Inseguridad Alimentaria moderada o grave, esto es equivalente a cerca de 34 millones de personas que no están en condiciones de satisfacer sus demandas alimentarias diarias. El CONEVAL apunta que la carencia por acceso a alimentación nutritiva y de calidad en México aumentó de 2018 a 2022 en 0.3 %, es decir, pasó de 22.2 % a 22.5 % (equivalente a 29 millones de personas, aproximadamente).

La problemática con la Inseguridad Alimentaria en nuestro país radica en que requerimos del mercado extranjero para abastecer la demanda interna de muchos productos básicos. Aún con el comportamiento y dinamismo positivo del sector agroalimentario mexicano en años recientes, México tiene cada vez más dependencia en la adquisición de productos estratégicos como granos, oleaginosas, cárnicos y lácteos, principalmente, del exterior para la alimentación, afectando con ello los elementos necesarios para llegar a tener una Seguridad Alimentaria y Nutricional.

La FAO recomienda que los países abastezcan su consumo interno al menos en un 75 % con producción nacional, en aras de reducir su vulnerabilidad ante factores externos. El nivel de dependencia alimentaria en México para varios productos básicos actualmente ya rebasa por mucho el 25 %.

La Seguridad Alimentaria no es algo que se pueda alcanzar de la noche a la mañana, existen muchos factores externos que influyen en ella, las condiciones climáticas adversas (como sequías, inundaciones), la inestabilidad política (el descontento social, guerras externas), o los factores económicos (el desempleo, los aumentos de los precios de los alimentos) pueden incidir positiva o negativamente. Derivado de ello, las acciones deben centrarse en aumentar la productividad y la producción alimentaria sosteniblemente, y para lograrlo dentro de las diferentes ramas económicas es necesario invertir en innovación y tecnología; sin embargo, la emergencia climática actual también obliga a la sociedad a replantear sus hábitos de vida y urgir a las empresas e instituciones a cambiar su propósito hacia una economía que tenga en cuenta lo ambiental. Es aquí donde toma importancia la producción bajo el término de “sostenibilidad”, la cual se basa en el principio de asegurar las necesidades del presente sin comprometer las de las generaciones futuras, creando un balance entre la protección del medio ambiente, el crecimiento económico y el desarrollo social.

Por su parte, la innovación representa una oportunidad para lograr la intensificación de los procesos en las cadenas de valor agroalimentarias y ayuda a resolver los retos, no solo de incrementar la producción y la productividad, sino también de hacerlo de manera sustentable y sostenible; los diversos usos de las tecnologías, su difusión y la innovación en los procesos, son elementos que consolidan la generación de valor y lo traducen en eficiencia que derivan en competitividad y hacen más rentable la producción.

Definitivamente, si se quiere lograr la Seguridad Alimentaria, se tiene que transformar el sector; no es posible continuar como hasta ahora. Es fundamental revalorar la importancia que representa la producción y los productores de alimentos; se deben desarrollar políticas públicas enfocadas a elevar la productividad y promover la sostenibilidad; se requiere modernizar el campo; y aprovechar la innovación tecnológica que permita atender las necesidades actuales de alimentos, sin comprometer las del futuro.

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