Forjando una cultura
Por Ricardo Monardez / Director The Taligens Group, LLC
La cultura organizacional está siempre en evolución, ya sea como consecuencia natural de su crecimiento y el de sus empleados, o como una reacción a la implementación de las nuevas estrategias de negocio que se diseñan como respuesta a presiones del mercado.
El calentamiento global es hoy en día un desafío existencial para la humanidad, y cada día más, tanto gobiernos como empresas e individuos vamos cambiando nuestras formas de actuar para responder a esta amenaza y colaborar así con los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas.
Las diferentes estrategias, políticas e iniciativas que se están ideando e implementando están transformando radicalmente a ciertas industrias y empresas en distintas geografías, no solo en su manera de operar, sino también en la forma en que sus líderes y empleados trabajan, se relacionan y comunican cotidianamente. Es decir, esto implica un cambio de cultura organizacional.
Hablar de cultura organizacional es hablar principalmente de los aspectos intangibles que hacen que cada grupo humano sea como es, y se comporte de la forma en que lo hace, lo cual deriva en una enorme dificultad para los ejecutivos de negocios en identificar las palancas que les permitan evolucionar la cultura de sus organizaciones para favorecer la ejecución efectiva de las nuevas estrategias de negocio, en lugar de que la cultura de la organización evolucione aleatoriamente.
En nuestra experiencia como consultores de empresas hemos visto que esta carencia de un marco teórico que ilumine el camino hacia la transformación de la cultura es real, y lo vemos en la gran cantidad de proyectos e iniciativas que se lanzan y cierran sin haber cumplido sus objetivos. Esto nos ha permitido identificar tres grandes áreas en donde es posible hacer observaciones precisas de qué y cómo es la cultura de una organización.
Procesos y Prácticas
Comencemos con una de las cosas más visibles, que son las prácticas de comunicación y coordinación que los empleados de una organización tienen. Al observar este tipo de prácticas, ponemos atención a cómo los empleados ejecutan (o no) los compromisos que han adquirido como parte de su rol dentro de la organización y como parte de la propuesta de valor a los clientes, y evaluamos lo que hace falta para que esos compromisos sean cumplidos.
Lenguaje
Adicionalmente, también escuchamos las prácticas de comunicación de los empleados desde el punto de vista del lenguaje que utilizan para identificar el tipo de cultura que domina en la organización. Un lenguaje en donde predominan las frases corteses, pero en donde no se escucha a los empleados comprometerse con producir resultados, es representativo de una cultura organizacional en la cual las formas son más importantes que el fondo. La cultura organizacional se ve directamente reflejada en el lenguaje colectivo.
Valores
Por último, buscamos observar los valores que predominan en la cultura organizacional en la práctica, más allá de aquellos que pudieran haber sido declarados como los valores oficiales de la organización. Esto lo hacemos a través de conversaciones con líderes y empleados, poniendo atención a las narrativas que tienen respecto de la organización, acerca de las razones para cambiar y sus beneficios, así como la visión de futuro.
Para darnos una mejor idea de las principales características de la organización y sus Cultural Anchors, requerimos una herramienta de evaluación que nos permita identificar los distintos aspectos del estilo de trabajo y la manera de hacer las cosas. A través de un proceso de conversación directa con líderes y empleados, medimos la fortaleza de estos distintos aspectos de la vida organizacional, a fin de articular iniciativas que permitan influenciar la evolución de la cultura hacia una en donde el compromiso y el logro de resultados esté al centro.
8 ámbitos de una cultura organizacional sana
Esta estructura de ocho ámbitos específicos en el comportamiento de una organización nos permite apuntar directamente a las prácticas y hábitos más fundamentales que caracterizan la cultura organizacional.