La viruela del mono (mpox): una emergencia sanitaria mundial que preocupa por su propagación

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado el brote de viruela del mono, también conocida como mpox, como una emergencia de salud pública a nivel mundial. Esta decisión subraya la gravedad de la situación, particularmente en África, donde una cepa más letal del virus, conocida como clado Ib, se está extendiendo rápidamente, afectando a países que previamente no habían registrado casos. La situación en la República Democrática del Congo (RDC) es especialmente preocupante, dado que el virus ha cruzado fronteras hacia al menos cuatro países africanos, lo que ha elevado la alarma internacional sobre el riesgo de una mayor propagación global.

La viruela del mono es una enfermedad viral relacionada con el virus de la viruela, ahora erradicado. Se transmite a través de contactos íntimos, como el tacto, los besos o las relaciones sexuales, y también puede propagarse mediante materiales contaminados como ropa y agujas. Los síntomas iniciales suelen parecerse a los de la gripe, incluyendo fiebre, escalofríos, y dolor muscular, seguidos de una erupción cutánea que puede causar lesiones dolorosas. Este brote en particular ha sido impulsado por el clado I del virus, una mutación que se ha adaptado a los humanos y ha demostrado ser más grave en comparación con brotes anteriores.

La OMS ha expresado su preocupación por la falta de vigilancia adecuada y la insuficiente capacidad de diagnóstico en las regiones más afectadas, lo que dificulta la contención del virus. Aunque algunos brotes del clado I han mostrado tasas de mortalidad de hasta el 10%, los brotes más recientes han tenido tasas más bajas. No obstante, la situación sigue siendo alarmante, especialmente para grupos vulnerables como los lactantes, personas inmunodeprimidas y mujeres embarazadas.

El mpox, que históricamente se encontraba principalmente en África Central y Occidental, ahora se está propagando a otros países africanos, así como a Europa. Esta expansión geográfica, combinada con la aparición de nuevas cepas del virus, ha sido un factor determinante en la declaración de emergencia sanitaria mundial. La detección del clado I en Suecia marca la primera vez que esta cepa se encuentra fuera de África, lo que refuerza la necesidad de una respuesta global coordinada.

Para contener la propagación, existen vacunas disponibles, aunque su acceso es limitado en África. La Alianza para las Vacunas (Gavi) ha destinado hasta 500 millones de dólares para suministrar vacunas a los países más afectados, y se espera que para 2026 se establezca una reserva global de vacunas contra el mpox. Sin embargo, la OMS ha enfatizado que las vacunas son solo una parte de la solución; es crucial mejorar la vigilancia, diagnóstico y la investigación para comprender mejor el virus y controlar su propagación.

La respuesta internacional a este brote de viruela del mono debe ser rápida y efectiva, no solo para proteger a las poblaciones afectadas en África, sino también para prevenir una crisis de salud global. Con la pandemia de COVID-19 aún fresca en la memoria colectiva, la OMS y otros organismos internacionales están instando a los gobiernos y a las organizaciones de salud a actuar con urgencia, recordando que en un mundo interconectado, nadie está a salvo hasta que todos lo estén.

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