Un equipo de investigadores de las universidades de California en Berkeley y San Francisco ha logrado un avance significativo en neurotecnología al permitir que una mujer con tetraplejia pueda “hablar” nuevamente mediante un implante cerebral conectado a un sistema de inteligencia artificial.
Ann, una mujer de 47 años que perdió la capacidad de hablar tras un accidente cerebrovascular hace casi dos décadas, se convirtió en la protagonista de este hito. Gracias a una interfaz cerebro-computadora (BCI, por sus siglas en inglés), los científicos pudieron decodificar sus pensamientos en tiempo real y transformarlos en audio personalizado.
Del pensamiento a la voz
El sistema funciona con una red neuronal entrenada para identificar los patrones de actividad cerebral de Ann mientras intenta pronunciar frases mentalmente. A diferencia de modelos anteriores, que presentaban un retraso de hasta ocho segundos, esta nueva versión convierte las señales en habla con un desfase de apenas 80 milisegundos.
Además, se utilizó inteligencia artificial para reconstruir una versión digital de la voz original de Ann, a partir de grabaciones realizadas antes del accidente. Durante las pruebas, la paciente leía frases en una pantalla, que luego eran transformadas casi instantáneamente en su voz por un algoritmo de aprendizaje profundo.
Un paso hacia la comunicación real
Según los investigadores, este desarrollo representa una mejora radical en términos de velocidad y naturalidad. “Nuestro nuevo enfoque convierte las señales cerebrales en su voz personalizada casi inmediatamente”, explicó Gopala Anumanchipalli, autora del estudio publicado en Nature Neuroscience.
El sistema actual reconoce hasta 1,024 palabras, lo que limita de momento la fluidez completa de una conversación. Sin embargo, los avances tecnológicos abren la posibilidad de ampliar el vocabulario y mejorar la precisión en versiones futuras.
Aplicación médica más allá del laboratorio
La técnica utilizada para instalar los electrodos cerebrales es similar a la que se aplica en hospitales para diagnósticos de epilepsia, lo que facilitaría su adopción clínica en el mediano plazo. Esto convierte a la tecnología en una posible herramienta accesible para pacientes con pérdida de habla causada por parálisis, ELA u otras condiciones neurológicas.
El caso de Ann no solo marca un avance en el campo de la neurociencia aplicada, sino que también ofrece una nueva vía de esperanza para miles de personas que buscan recuperar la capacidad de comunicarse.