Una necesidad urgente
Los océanos han sido a lo largo de la historia fuente de inspiración, misticismo y veneración en diversas culturas alrededor del mundo. Desde las antiguas civilizaciones que los consideraban el origen de la vida hasta las mitologías y cosmovisiones que los representan como hogar de entidades y criaturas sagradas. En la mitología griega, por ejemplo, Poseidón dominaba las aguas con su tridente; en las creencias yorubas, Olokun personifica la profundidad y los misterios del mar; en el hinduismo, el océano es símbolo de purificación y renovación.
Por Grecia Altamirano / CEO Caribbean Mermaid
Por supuesto, su importancia trasciende lo simbólico y lo cultural. Su relevancia ambiental y física es incuestionable, ya que regula el clima, produce gran parte del oxígeno que respiramos y alberga una biodiversidad esencial para el equilibrio del planeta. La interconexión entre el significado espiritual-cultural del océano y su papel ecológico nos recuerda que su conservación no es solo una cuestión de identidad y tradición, sino una necesidad vital para la supervivencia de todos los seres vivos.
Dentro de este escenario, el 8 de junio se celebró el Día Mundial de los Océanos, una fecha proclamada por las Naciones Unidas en 2008 para resaltar su importancia vital en el planeta. Estos maravillosos cuerpos de agua cubren más del 70 % de la superficie terrestre y son el sustento de millones de especies, incluyendo a los seres humanos. En México, a partir dicha proclamación, se han implementado diversas acciones para la protección de los mares.
Destacan programas de limpieza en playas y manglares, la creación de áreas marinas protegidas como el Parque Nacional Revillagigedo, y la promoción de políticas para reducir el uso de plásticos de un solo uso. Además, instituciones educativas y organizaciones ambientales han impulsado proyectos de sensibilización y educación sobre la conservación de los ecosistemas marinos.
Sin embargo, las acciones locales, nacionales y globales deben multiplicarse e interconectarse.
Proteger los océanos es una necesidad urgente para garantizar la continuidad de la vida marina y de todos los ecosistemas que dependen de ellos, incluyendo el nuestro. Solo a través de la acción conjunta podremos asegurar un futuro sostenible para las próximas generaciones y para el planeta
en su totalidad.



