Según un informe reciente de The Conference Board, el 80% de las grandes empresas está revisando sus estrategias ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) ante un entorno político menos favorable a la sostenibilidad. Este ajuste no implica un retroceso en los compromisos, sino una evolución en su forma de implementarlos y comunicarlos.
Adaptación frente a la presión política
Las nuevas condiciones políticas y regulatorias han llevado a las compañías a recalibrar su enfoque ESG. Más allá de ajustes operativos, están reforzando la integración transversal de la sostenibilidad dentro del modelo de negocio. Esto permite proteger su legitimidad y mantener el rumbo frente a cambios normativos.
Comunicación más estratégica y menos politizada
El 52% de los ejecutivos encuestados afirma estar rediseñando cómo comunica su estrategia ESG. En muchos casos, incluso, prefieren evitar el término “ESG” debido a su creciente politización, optando por narrativas que mantengan el contenido sin alimentar controversias. Se trata de un cambio en la forma, no en el fondo.
Obstáculos regulatorios y económicos
El 66% de los líderes empresariales considera que políticas recientes, como el aumento de aranceles, dificultan el avance hacia los objetivos sostenibles. Además, un 45% prevé retrasos en decisiones clave de inversión sostenible. Estas tensiones impulsan a las empresas a priorizar recursos con mayor rigor y creatividad.
Crece la resistencia, crece la respuesta
El 90% anticipa que la resistencia a la ESG seguirá aumentando, especialmente en torno a temas climáticos como los objetivos de cero emisiones netas. Ante esto, muchas organizaciones fortalecen sus estructuras internas de gobernanza, respaldando sus estrategias con datos, evidencia y marcos regulatorios sólidos.
De la sostenibilidad técnica a la estrategia institucional
El informe destaca que la presión ya no proviene solo de grupos activistas, sino de responsables de política pública. Esto obliga a las empresas a leer el entorno político como parte integral de su estrategia ESG, con equipos de sostenibilidad, asuntos públicos y responsabilidad social trabajando en conjunto.
Resiliencia como nuevo estándar
El panorama actual exige que las estrategias ESG sean más sólidas, adaptables y políticamente conscientes. Las organizaciones que se mantendrán relevantes son aquellas capaces de operar con consistencia, comunicar con precisión y demostrar que la sostenibilidad sigue siendo posible, incluso en contextos complejos.