La gestión de residuos sólidos urbanos se ha convertido en un reto de gran escala para México. Con una generación diaria que supera las 120 mil toneladas, el país enfrenta una presión creciente sobre sus recursos naturales, sus finanzas públicas y su infraestructura ambiental. De esa cantidad, se estima que 38 mil toneladas son reciclables y 56 mil corresponden a residuos orgánicos, que podrían aprovecharse mediante compostaje o biodigestión.
La Ciudad de México, por ejemplo, produce más de 12 mil toneladas de basura al día, con un costo de manejo superior a los 2.2 millones de pesos en 2021. A nivel nacional, el Estado de México lidera en volumen total con 16,739 toneladas diarias, seguido por la capital (9,552), Jalisco (7,961), Veracruz (7,813) y Guanajuato (6,031).
Por regiones, el consumo per cápita de residuos también revela diferencias importantes:
- Noroeste (BC, BCS, Sonora, Sinaloa): 1.083 kg por persona al día
- Noreste (Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo León, Tamaulipas): 1.047 kg
- Sur (Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz): 1.003 kg
- Occidente: 0.944 kg
- Sureste: 0.867 kg
- Centro: 0.766 kg
Esta variabilidad muestra que no existe una sola fórmula para enfrentar el problema. Las políticas públicas deben adaptarse a las dinámicas locales, priorizando la reducción, el reciclaje y la educación ambiental.
Adoptar un modelo de economía circular —donde los residuos se transforman en recursos— no solo ayudaría a reducir la presión ambiental, sino que podría traducirse en ahorros significativos y nuevas oportunidades de desarrollo. En un país con desigualdades marcadas y alta urbanización, cada tonelada cuenta.