En los últimos años, el pez remo ha cobrado fama no por sus hábitos marinos, sino por el misterio que lo rodea. En Japón, su aparición es vista como una advertencia de desastres naturales inminentes. En internet, es viral por sus dimensiones sorprendentes y su conexión con teorías apocalípticas. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto?
El pez remo, de nombre científico Regalecus glesne, es el pez óseo más largo del que se tiene registro: puede superar los 10 metros y pesar más de 270 kilos. Habita en aguas profundas, usualmente por debajo de los 1,000 metros, y rara vez aparece en la superficie, salvo por tormentas, heridas o al borde de la muerte. Por eso, su avistamiento es tan inusual como intrigante.
En la cultura japonesa se le conoce como Ryugu no tsukai, mensajero del dios del mar, y se cree que su llegada anticipa terremotos o tsunamis. Esta idea, aunque parte de la tradición, ha sido respaldada por algunos científicos que sugieren que los peces de aguas profundas podrían detectar movimientos sísmicos antes que los humanos. Otros expertos, sin embargo, apuntan a factores naturales como corrientes o estrés como la causa de su ascenso.
A pesar de su imponente aspecto, el pez remo no representa un peligro. Es tranquilo, no tiene dientes y se alimenta de plancton y crustáceos. Algunos reportes indican que un pariente cercano podría generar descargas eléctricas leves, aunque no se ha confirmado que esta especie tenga esa capacidad.
Hoy, el pez remo sigue siendo un enigma marino: fascinante por su tamaño, envuelto en mitos y con más preguntas que respuestas. ¿Presagio o casualidad? Quizá ambas cosas, o ninguna. Pero sin duda, un recordatorio de cuánto nos queda por descubrir en las profundidades del océano.