Un nuevo estudio de Women’s Power Gap analiza las trayectorias profesionales de las y los CEOs del índice S&P 500 y revela las profundas desigualdades estructurales que enfrentan las mujeres al acceder a la alta dirección. Aunque el número de mujeres CEO ha aumentado —de 9 en el año 2000 a 48 en 2024—, solo representan el 10% del total.
Entre las principales brechas identificadas destacan:
- Subrepresentación persistente: Aunque hay avances, las mujeres siguen estando muy por debajo de sus pares hombres en cargos de CEO, a pesar de representar la mitad de la fuerza laboral.
- Invisibilidad de mujeres de color: Solo seis mujeres CEO son asiáticas; no hay afroamericanas ni latinas. Esta ausencia marca una doble barrera de género y raza.
- Trayectorias más largas y exigentes: Las mujeres son 32% más propensas a haber sido presidentas antes de llegar a la dirección general, lo que sugiere una mayor exigencia para ser consideradas viables.
- Acceso limitado a roles clave: Solo el 24% de los puestos con responsabilidad directa sobre ganancias y pérdidas están ocupados por mujeres, lo que restringe su avance hacia posiciones de liderazgo real.
- Caída en el último tramo: Aunque representan el 24% en roles estratégicos previos al CEO, solo el 8% accede al puesto, lo que evidencia una desconexión estructural en el paso final.
- Ausencia de fundadoras: Ninguna de las 29 personas fundadoras que figuran como CEO en el S&P 500 es mujer, lo que muestra también una brecha en el ecosistema emprendedor y de inversión.
- Brecha por sector: La representación femenina varía por industria: mientras servicios públicos alcanza un 15%, sectores como tecnología o energía apenas llegan al 4%.
El estudio advierte que las barreras no solo están en el acceso, sino también en los sesgos que definen quién es considerado apto para liderar. El ecosistema empresarial debe asumir estos hallazgos como guía para repensar prácticas de promoción, inversión e inclusión real.