Un estudio reciente de KidsRights y la Universidad Erasmus de Rotterdam advierte sobre una crisis de salud mental entre adolescentes de 10 a 19 años, estrechamente ligada al uso excesivo y descontrolado de redes sociales. Según el KidsRight Index 2025, uno de cada siete adolescentes sufre alguna afección psicológica, con un aumento preocupante en los intentos de suicidio entre jóvenes de 15 a 19 años, según datos de la OMS.
El informe destaca que la hiperconectividad ha sustituido vínculos reales por una búsqueda constante de validación digital. La presión por mantener una imagen ideal, el acoso cibernético y la ansiedad por la aprobación inmediata deterioran la autoestima y el bienestar emocional, afectando también el sueño, la concentración y la estabilidad mental.
Si bien países como Australia han impuesto restricciones de acceso a plataformas, el estudio advierte que estas medidas pueden vulnerar derechos civiles. En lugar de prohibiciones, propone alfabetización digital y acompañamiento para el uso responsable de la tecnología.
La corresponsabilidad entre gobiernos, empresas tecnológicas y sociedad civil es clave. Se deben establecer marcos éticos para el diseño de algoritmos, la moderación de contenidos y la publicidad dirigida a menores, al tiempo que se fortalece la presencia de servicios psicológicos escolares y campañas educativas.
El entorno familiar y escolar también cumple un rol fundamental: identificar señales de alerta, promover la comunicación empática y educar sobre salud emocional y autocuidado. Por su parte, las plataformas digitales deben asumir un rol activo en la protección infantil, con medidas de seguridad, moderación y contenidos apropiados.
El informe concluye que proteger la salud mental juvenil requiere una respuesta integral, sostenida y multisectorial. Reconocer la salud mental como un derecho y fomentar entornos digitales seguros es una tarea urgente para garantizar el bienestar de las nuevas generaciones.



