Un reciente sondeo global revela una desconexión alarmante entre los discursos oficiales y la realidad de la sostenibilidad: el 93 % de los líderes en sostenibilidad considera que los enfoques actuales deben revisarse, y más de la mitad exige un cambio radical. Lejos de ser una simple llamada de atención, este hallazgo supone una advertencia seria: sin replantear metas y métodos, la sostenibilidad se quedará en promesas vacías.
Pese a décadas de políticas y programas, los gobiernos obtienen apenas un 5 % de aprobación entre los expertos encuestados, mientras el sector privado alcanza el 14 %. La confianza en la ONU ha caído 12 puntos desde 2021 y las ONG también sufren: su respaldo se desplomó 16 puntos hasta el 45 %. Este gran desencanto muestra que las instituciones que debían liderar la transición hacia un futuro más justo y verde hoy carecen de legitimidad ante quienes más saben del tema.
En paralelo, la resistencia social y política crece. El 70 % de los expertos identifica una reacción negativa contra la agenda de sostenibilidad, cifra que sube al 91 % en América del Norte. Allí, medidas clave como la acción climática o la equidad se convirtieron en emblemas de confrontación partidista, frenando políticas urgentes y profundizando la polarización.
A pesar de este panorama, todavía existen caminos viables. La innovación tecnológica —desde energías limpias hasta soluciones de economía circular— suma tanto impacto como factibilidad, al igual que las políticas públicas de fijación de precios al carbono y el diseño de ciudades sostenibles. Estos son ejemplos de acciones concretas que no requieren revoluciones imposibles, sino voluntad política y colaboración intersectorial.
El estudio distingue además a dos corrientes dentro del movimiento: los “institucionalistas”, que apuestan por ajustes graduales y regulación, y los “radicales”, que piden reimaginar por completo el sistema. Lejos de ser antagónicas, ambas posturas reflejan la pluralidad de enfoques necesaria para articular una estrategia común. El verdadero reto es encontrar un terreno de consenso donde converjan las mejoras internas y las reformas disruptivas.
Los expertos coinciden en que este es un momento de inflexión. El largo énfasis en reportes y certificaciones ha agotado su poder de convicción; hoy, la sostenibilidad solo será viable si se convierte en el núcleo de la toma de decisiones empresariales y políticas. Solo con liderazgo valiente, coherente a largo plazo y dispuesto a asumir riesgos podremos girar la brújula y diseñar un modelo que, por fin, haga sostenible la sostenibilidad.
