El 31 de agosto zarpará desde puertos españoles una misión internacional encabezada por Greta Thunberg para romper el bloqueo sobre Gaza y entregar ayuda humanitaria. La operación, que reunirá embarcaciones y activistas de 44 países, busca visibilizar la crisis humanitaria y exigir el fin del asedio.
Coordinada por la Alianza por la Movilidad Sostenible y otras organizaciones, la flotilla pretende transportar insumos básicos como alimentos, medicinas, pañales y leche de fórmula, siguiendo el precedente del barco Handala. Los organizadores insisten en que se trata de un acto de resistencia pacífica respaldado por el derecho internacional y el principio de humanidad.
La misión está marcada por el antecedente de junio, cuando Thunberg participó en la Flotilla de la Libertad a bordo del Madleen, interceptado por el ejército israelí. Cuatro activistas, incluida la activista sueca, fueron deportados; el resto permaneció detenido hasta ratificar su expulsión. La experiencia llevó a reforzar la coordinación y aumentar el alcance de la nueva expedición.
Además de la navegación, habrá movilizaciones simultáneas en más de 44 países para denunciar la complicidad internacional en el mantenimiento del bloqueo. Para sus impulsores, esta acción conjunta combina la presión mediática, el activismo global y la entrega de suministros esenciales como vía para generar un impacto político y social.
Los riesgos para los participantes son altos, desde intercepciones en aguas internacionales hasta detenciones y deportaciones. Sin embargo, la flotilla asume el desafío como una herramienta para exigir corredores humanitarios seguros y recordar que la asistencia en zonas de conflicto es un deber ético y legal.
La iniciativa plantea un mensaje claro: la neutralidad ante crisis humanitarias es una forma de complicidad. El cruce entre España y Gaza no solo transportará ayuda, sino un llamado a que la comunidad internacional respalde con hechos el respeto a los derechos humanos y la dignidad de las poblaciones afectadas.



