Del Desperdicio a la Oportunidad: Economía circular empresarial

Autores: Marcela Ánimas – Socia en Nader, Hayaux & Goebel

Santiago Contró – Asociado en Nader, Hayaux & Goebel

Las ciudades del futuro no serán aquellas con más rascacielos, sino las que logren sobrevivir a su propia sed y sofoco.

El mercado y la política claman cada día con mayor intensidad replantear los hábitos de consumo de la sociedad para enfrentar los desafíos derivados del cambio climático. Dentro de este reto, la conservación del agua, la transición energética y la reducción de residuos y emisiones de CO2e en México han sido objeto de atención prioritaria.

La crisis climática y sus efectos sobre ciertos recursos naturales han generado presión pública sin precedentes, exigiendo a las empresas adecuar sus operaciones a ritmos acelerados. No hay que perder de vista que lo que las empresas no hagan voluntariamente, eventualmente los consumidores y gobiernos lo exigirán coercitivamente.

Si bien las manifestaciones del cambio climático son variadas, la eficiencia en el uso de los recursos y las soluciones de economía circular son cuestiones a las que todos podemos aportar. Desde industrias hasta hogares, todos tienen responsabilidades comunes (pero diferenciadas) para atacar los problemas ambientales, incluyendo la escasez de agua dulce y gestión de residuos.

En México, el Gobierno actual trabaja en una política pública de transición a la sostenibilidad, transversal y sustentada en principios de prevención, debida diligencia reforzada, economía circular y el manejo eficiente de recursos, abriendo ventanas de oportunidad para empresas que quieran aprovechar esta coyuntura y salir fortalecidas. Ejemplos de esto son el Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua y la Sustentabilidad de la CONAGUA, la revisión y refuerzo de los programas de certificación de la PROFEPA y la declaratoria de Polos de Desarrollo de Economía Circular del Bienestar a cargo de la SEMARNAT, como el del Parque Hidalgo, entre otros.

Lo que es un hecho es que tanto el manejo y valorización de residuos como la conservación del agua requiere de sinergias empresa-gobierno y abordarse desde una perspectiva local o regional. De tal forma que las soluciones que seguramente en algunas regiones del país tendrían una perspectiva industrial, en otras tendrían un rostro de servicios y, en otras más uno agroindustrial o ganadero. Por ello, cada gobierno y cada actor económico tiene el deber de asesorarse con los mejores expertos para generar un “traje a la medida” de sus necesidades. Sería un error pretender ejecutar acciones generalizadas a nivel nacional que no consideren objetivos de desarrollo, condiciones poblacionales, climáticas y de otra índole de las zonas donde pretenden implementarse.

Una vez reconocida la problemática e identificada la manera en que la propia empresa y hábitos personales adicionan al cambio climático, puede venir la acción. A continuación, unas breves propuestas, enfocadas en la conservación del agua y mejora en la gestión de residuos:

1. Conoce tu huella. Comprende tus costos con detalle, y después calcula tu huella hídrica y de residuos. Si eres PYME puedes utilizar cuestionarios y calculadoras gratuitas en línea (SEMARNAT, Pacto Global, PROFEPA) o si tu empresa tiene mayor capacidad y madurez en la materia, contrata servicios de auditorías con especialistas legales y técnicos que te lleven a un mayor entendimiento de tus riesgos, oportunidades y cómo gestionarlos mejor.

2. Fija metas y acciones. Establece metas de reducción o eficiencia en tu producción e indicadores de desempeño; realiza una revisión periódica.

3. Busca financiamiento. El desarrollo de proyectos de sostenibilidad o economía circular facilita el acceso a subsidios gubernamentales, a beneficios fiscales, a productos financieros verdes, azules o sostenibles, con mejores condiciones y tasas de interés.

4. Usa cláusulas climáticas en contratos que te permitan ir más allá, compartiendo beneficios derivados de eficiencias e incentivando a contratistas y proveedores a usar materiales y productos reusables, derivados de reciclaje o que requieren menor consumo de agua.

La mejor parte de una sociedad sostenible es que no solo beneficia al ambiente, sino también a la empresa y persona. Las acciones en pro del ambiente detonan también la productividad, mayores rendimientos y ahorros económicos.

El costo de actuar es alto, pero no actuar será impagable. Asesórate, invierte y actúa, porque el planeta también es tu cliente.

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