Productividad disfrazada de tendencia

Por: Sarahí Espinales

Co-Fundadora & COO en DUERS Contacto: [email protected]

Instagram: @saespinales | @duersmx LinkedIn: Sarahí Espinales

¿Qué es realmente la productividad?

¿Hacer multitasking, innovar a toda costa, escuchar decenas de podcasts que te hablan del ABC de los negocios, el liderazgo y la inteligencia artificial? A veces pareciera que en lugar de sentirnos útiles, nos sentimos más cansadas, más pequeñas… como si tuviéramos que cumplir con ese checklist eterno de hacerlo todo y, al mismo tiempo, nada.

Hace ocho años cofundé DUERS, y desde entonces me dedico a hablar de productividad desde algo tan sencillo y poderoso como nuestros dispositivos. Sí, ese iPhone, esa Mac o esa iPad que llevas siempre contigo. Pero en este camino me he dado cuenta de algo: nos han vendido la productividad como si fuera una tendencia, una moda más, y en realidad es justo lo contrario… es volver a lo básico.

El espejismo de la productividad

Vivimos en tiempos post-COVID rodeadas de aplicaciones, membresías y herramientas que prometen transformar nuestra vida en segundos. Y claro, algunas ayudan, pero muchas veces terminan siendo lo opuesto: más ruido, más distracciones, más ansiedad.

Lo paradójico es que trabajamos más que nunca. México es un buen ejemplo: somos de los países que más horas invierte al año en trabajar, pero nuestra productividad por hora es de las más bajas. ¿El resultado? Jornadas eternas con poca recompensa.

Y ojo: no lo digo solo por mí o por ti. Las pymes, que representan más del 90 % de las empresas en el país y generan más de la mitad del PIB, también cargan con este reto. Y aunque son el motor de empleo para 7 de cada 10 personas, su productividad está limitada por problemas estructurales: falta de financiamiento, tecnología, apoyo… y, claro, la informalidad.

Volver a lo básico

No me malinterpreten: me encanta aprender, leer, innovar. Pero, como dice el dicho, el que mucho abarca, poco aprieta. Y ahí está la clave: la productividad no está en hacer más, sino en enfocarnos en lo esencial.

Te propongo un ejercicio rápido:

Imagina que mañana pierdes tu iPhone, tu Mac o cualquier gadget con el que trabajas a diario.

¿Cuánto tardarías en recuperar tu vida digital?

¿Horas? ¿Días? ¿Semanas?

La respuesta depende de algo tan básico como tus hábitos digitales. ¿Tienes respaldos? ¿Tus procesos están ordenados o dependen de recordatorios sueltos?

Sé que no suena tan sexy como descargar “la app de moda”, pero créeme: este pequeño shot de realidad puede marcar la diferencia entre vivir con paz o con estrés constante.

La tecnología como aliada

La tecnología no está para irritarnos, está para ayudarnos. El error es pensar que necesitamos más. A veces lo que de verdad necesitamos es aprender a usar mejor lo que ya tenemos.

El recurso más valioso que poseemos no es el último modelo de teléfono ni la app premium de turno. Es nuestro tiempo. Y ser celosas con él es un acto de amor propio.

Mi propuesta es muy sencilla:

  1. Regresa a lo básico. Ordena tus procesos poco a poco, paso a paso.
  2. Sácale jugo a lo que ya tienes. Esa herramienta que usas a medias puede ser la que más productividad te dé si la dominas.
  3. Cuida tu tiempo como un tesoro. No lo regales a lo urgente, inviértelo en lo importante.

Mujeres, negocios y tecnología

Este tema toma otro sentido cuando hablamos de nosotras, las mujeres. Muchas lideramos empresas, pero además llevamos dobles y hasta triples jornadas: trabajo, familia, y encima la presión de mantenernos “al día” en un mundo digital que no siempre está diseñado para nosotras.

Ahí es donde la productividad se convierte en una herramienta de equidad. Cuando aprendemos a ordenar procesos y a apoyarnos en la tecnología de manera estratégica, liberamos espacio.

Y aquí quiero hacerte una comparación muy simple: ¿recuerdas el primer iPhone?

¡Tenía apenas 4 GB de almacenamiento! Hoy los iPhones empiezan en 256 GB y llegan hasta 2 TB. Y aun así… seguimos llenándolos.

Lo mismo pasa con nuestra mente. Si no liberamos espacio, ¿cómo van a entrar cosas nuevas? ¿Cómo vamos a sentir paz si vivimos como un WhatsApp a punto de estallar con el almacenamiento lleno? No se trata de cuánto espacio tengas, sino de cómo lo gestionas.

Ese espacio liberado en tu celular o en tu vida es el que realmente te da libertad: para crecer, para innovar, para decidir con calma… y, sobre todo, para disfrutar. Porque la productividad no debería robarnos vida, sino devolvernos tiempo y claridad.

Cerrar el círculo

La productividad no puede ser un disfraz de moda ni un sinónimo de ansiedad. No está en hacer más, ni en llenarnos de apps. Está en hacer mejor, con menos ruido y más intención.

La próxima vez que pienses en productividad, recuerda esto: la mejor herramienta no es la más nueva, sino la que sabes usar.

Así que regresa a lo básico, crea hábitos digitales sostenibles y cuida tu tiempo como lo más valioso que tienes. Porque sí, la tecnología está hecha para ayudarte a cumplir tus metas más rápido… pero, sobre todo, para devolverte lo que más importa: tu vida y tus momentos.

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