Unilever evalúa desprenderse de una parte de su división de alimentos en Europa como parte de una reestructuración estratégica orientada a simplificar su portafolio y concentrarse en categorías de mayor crecimiento.
La compañía mantiene conversaciones preliminares con asesores financieros mientras define qué unidades podrían ponerse a la venta y en qué mercados se realizaría el proceso.
La decisión responde a la presión por mejorar márgenes, optimizar operaciones y reducir la complejidad de un portafolio que, en el segmento alimentario europeo, incluye marcas locales con menor escala. El movimiento también forma parte del enfoque corporativo de privilegiar sus “power brands”, aquellas que generan mayor valor y competitividad global.
De concretarse, la operación implicaría una reconfiguración importante del negocio alimentario de Unilever en la región, permitiendo a la empresa redirigir recursos hacia categorías con mayor potencial y ajustar su presencia en un mercado altamente competitivo.
La compañía analiza distintos escenarios, incluida la venta directa de activos y posibles escisiones, como parte de una estrategia más amplia para fortalecer su posición y responder a las expectativas de sus inversionistas.


