Greenpeace presentó los resultados de un estudio realizado en ocho países que evaluó la presencia de sustancias químicas en prendas de la marca SHEIN. El análisis encontró que una parte de las muestras examinadas contenía niveles de ciertos compuestos por encima de los límites establecidos en normativas como el Reglamento Europeo de Sustancias Químicas (REACH), lo que abre una conversación relevante sobre la necesidad de fortalecer controles y transparencia en la industria de la moda rápida.
El informe señala que, de 56 prendas analizadas, varias presentaron excedentes de sustancias como PFAS y ftalatos, utilizadas en procesos de fabricación textil. En algunos casos, los niveles detectados superaron los valores de referencia aplicados en mercados con regulaciones más estrictas. Entre las prendas observadas se incluían artículos infantiles y piezas exteriores como chaquetas. Greenpeace indicó que estos resultados reflejan la importancia de revisar protocolos y prácticas dentro de cadenas de suministro que operan con gran volumen de producción y tiempos de fabricación acelerados.
De acuerdo con la organización, el hallazgo se enmarca en un contexto donde la moda de alta rotación genera un flujo constante de nuevos productos, lo que puede dificultar la supervisión de procesos químicos en todas las etapas. SHEIN, por su parte, ha comunicado en diversas ocasiones su compromiso con mejorar estándares ambientales y fortalecer controles de calidad, por lo que el análisis se convierte en una referencia útil para continuar avanzando en esa línea.
El reporte también menciona que las prendas enviadas directamente al consumidor desde plataformas de comercio electrónico pueden quedar fuera de revisiones aduaneras en algunos países, lo que limita la detección temprana de sustancias reguladas. Greenpeace plantea que una actualización normativa podría contribuir a mayor trazabilidad y vigilancia, en línea con iniciativas que algunos países ya discuten para abordar retos asociados a la producción textil masiva.
Aunque el estudio menciona posibles efectos asociados a sustancias persistentes —como los PFAS, utilizados en impermeabilización y repelencia—, Greenpeace destaca que el propósito del análisis es fomentar una conversación informada sobre buenas prácticas, controles químicos y modelos de producción más sostenibles. La organización hace un llamado a fortalecer los marcos regulatorios y a promover la adopción de procesos más seguros en toda la cadena de valor.
El reporte se suma a una serie de evaluaciones que diferentes actores han realizado en los últimos años sobre el sector textil global. Para organizaciones ambientales, autoridades regulatorias y empresas, estos hallazgos representan una oportunidad para continuar mejorando estándares, impulsar innovación en materiales y fomentar una industria más transparente y responsable.



