¿Qué es la dirección solar y cómo evitarla?

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Para convertirte en un empresario una vez que ya eres un emprendedor consolidado, será necesario dejar de funcionar como un “apagafuegos” y entender la importancia de estructurar tu compañía. Para ello tendrás que identificar los elementos indispensables de esta labor, como la asignación de objetivos y el seguimiento de los procesos.
Con el impulso del emprendedor que las creó, las empresas evolucionan en torno a la toma de decisiones de su líder y con mucha frecuencia caen en el paradigma de la dirección solar. Una dirección solar se caracteriza porque toda la responsabilidad recae en una sola persona, generalmente el director, quien carga con el peso de hacerse cargo de las compras, ventas, reclutamiento de personal, entre otros, creando una dependencia dañina para la organización.
El emprendedor se convierte, pues, en el astro rey que todo ilumina y, en su ausencia, ninguna actividad productiva puede llevarse a cabo. Todas las decisiones pasan por el líder y los empleados hacen bien en preguntarle todo, pues tomar la iniciativa puede ser “nocivo para la salud”, pues están tomando el riesgo de que la decisión sea contraria a la que hubiera emanado del líder.
“Cuando no existe claridad en la separación de funciones, en la asignación de responsabilidades o nadie sabe qué le toca hacer ni qué debe entregar, caemos en un problema de inmovilidad, de duplicidad de funciones y de interferencia de puestos”, comentó al respecto Jorge González Gasque, director general de G2 Consultores. “Hay encargos, no responsabilidades y vemos una reducción de la capacidad de respuesta de la organización”, agregó.
¿La solución? Dar paso a una operación estructurada y bien planeada que permita a la empresa operar con mayor autonomía, facilitando que cada área cuente con los elementos necesarios para lograr sus objetivos y alcanzar sus metas.
Evitar la dirección solar dependerá en gran medida de que el emprendedor y su equipo comprendan que las necesidades de un negocio van cambiando conforme este crece y se desarrolla, este cambio es constante y no puede ser frenado.
“Lo primero siempre será identificar qué es lo que necesitamos y después, qué es lo que necesitamos hacer, qué resultados esperamos y con base en eso, formar la estructura que deseamos alcanzar”, puntualizó González Gasque.
Lo esencial, de acuerdo con González, es formar una organización que no dependa de una sola persona y que cuente con las bases necesarias para poder crecer, expandirse y cumplir la propuesta que pretende en el mercado para así ser cada vez más competitiva.
Los cambios a los que una empresa se enfrenta dependen tanto de factores internos, visión, ideología, misión, objetivos, modelo de negocio, procesos, entre otros; así como externos, como el mercado y la competencia encarnizada que lo caracteriza.
Por lo tanto, una vez que se ha diseñado una estructura para enfrentar al mercado, resultará inevitable el paso a las acciones, es decir, la ejecución de los procesos y de las actividades asignadas para que, finalmente, cada una de ellas aporte valor al interior de la empresa y genere un distintivo en el mercado.
En resumen, es necesario analizar los procesos de la organización, verificando que estén alineados con los objetivos institucionales, al mismo tiempo que resulten ágiles y eficientes para responder así a los clientes.


Pero, ¿existe un tipo de dirección ideal?

Resulta que sí. Una buena dirección debe estar enfocada en los resultados y en las personas. Por un lado, es importante crecer y entregar los resultados necesarios, pero por otro también es importante fortalecer internamente al equipo con las herramientas que necesitan para realizar sus actividades correctamente, que la organización crezca y sea cada vez más competitiva, lo que llevará en consecuencia a que el equipo se llene de beneficios y se desarrolle, pues al final del día, una empresa es tan buena como el peor elemento de su equipo.
Cuando la gente entiende lo que se espera de ella, lo que tiene que hacer y cómo se va a medir su desempeño, tiene los recursos para ejecutar su trabajo y obtiene recompensas adecuadas por hacerlo con excelencia, la empresa ha superado la dirección solar y está preparada para escalar como organización.

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