Del retroceso institucional que estamos viviendo

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Del retroceso institucional que estamos viviendo

EN OPINIÓN DE ALONSO CASTELLOT

Recuerdo hace algunos años el entusiasmo con el que festejamos al primer sindicato, el de los trabajadores de GNP, que obtuvo su distintivo ESR, así como a las primeras instancias gubernamentales que decidieron evolucionar a prácticas sostenibles, significaba los primeros grandes avances en la comprensión de que TODA organización tiene que ser socialmente responsable.

Me preocupa el retroceso institucional que estamos viviendo, que el reconocimiento a la dignidad de las personas sea sustituido por la arrogancia y el resentimiento de los funcionarios de la 4T.

A tan solo unos meses de haber iniciado el proceso, vemos con frecuencia señales en muchas instituciones gubernamentales, cuan mareados andan los funcionarios con tan solo haberse subido al primer ladrillo, sumando a la arrogancia que da el poder recibido y que la demuestran a cada momento con evidencias de su ignorancia en el tema encomendado, con el resentimiento y desdén a todo lo que parezca empresa y genere riqueza, olvidándose que las empresas somos contribuyentes y los empresarios también tenemos dignidad.

Puedo enumerar diversos casos que me producen melancolía y que seguramente recordaremos como tristemente célebres, tal es el caso del Sector Salud marcado por la escasez de recursos para salvar vidas o una Secretaría de Economía que parece asumir que la riqueza se produce por generación espontánea y cortesía del espíritu santo.

Entre tantos casos, escogí uno que nos hace cercanos a todos los trabajadores y empresarios de México y que nos permite ejemplificar el proceso de manera muy clara, el Infonavit. Durante 2 sexenios se trabajó muy duro para reconfigurar, adelgazar y hacer eficienteuna institución que a finales de los noventa estaba en banca rota. Vicente Fox le encargó al financiero veracruzano Víctor Borrás, quien venía de Bancomer, rediseñar la institución como si fuese una financiera privada global, con los más altos estándares de servicio, control y rentabilidad.

Como relator de historias de negocios en la radio, escuché muchas versiones de diferentes actores sobre cómo fue sumando voluntades e instrumentando cada uno de los cambios. Probablemente la que más me impresionó fue la del líder del sindicato, Rafael Riva Palacio, quién de un modo muy objetivo y ejemplar como líder obrero, lejos de lo servil, nos narró al aire como Borrás paulatinamente lo convenció a él y a los trabajadores para construir una institución de excelencia; sentó a miembros de la cúpula sindical en el Consejo de Administración, entre expertos de diferente perfil, haciéndolos participes de los problemas y las soluciones.

Poco a poco la organización se fue depurando de personas y procedimientos que no aportaban a la meta, quienes se quedaban fue porque se comprometieron para aprender las nuevas tecnologías que estaban adoptando y capacitarse continuamente para que sus departamentos y actividades fueren cada día mejores.

Al cabo de 12 años, era ejemplar la dignidad con la que nos atendían a trabajadores y empresas, estábamos contentos con el cambio. Los indicadores de la salud financiera del instituto que Borrás entregó eran impresionantes y a funcionarios de todo el mundo se les recibía continuamente para mostrarles cómo operaba el “garbanzo de libra”.

En los últimos meses, tras la salida de muchas personas valiosas y con amplia experiencia, los nuevos funcionarios de la 4T están contando sus glorias y méritos con base en el número de empresas que han sido sancionadas, otras cuyas cuentas han sido bloqueadas y una que otra a la que han detenido su operación. Es terrible regresar a ese afán del funcionario setentero cuyo orgullo se funda en el número de empresas y empresarios afectados, pisoteando cuanto se pueda la dignidad del empresario, alargando y complicando tanto trámites, como la solución de problemas, muchos más días de los que se requerían hace 10 años.

No será destruyendo a las empresas y lesionando la dignidad de los empresarios como generemos la riqueza que nos permita combatir la pobreza; si los funcionarios de la 4T no entienden que, para obtener naranjas, hay que cuidar el naranjo, lo único que provocarán será el continuo deterioro del aparato generador de riqueza y por ende, del bienestar de los mexicanos.

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