2023: Un año de récords climáticos y esfuerzos a medias en la lucha contra el calentamiento global

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El 2023 se recordará como un año de temperaturas extremas y de esfuerzos internacionales para frenar el avance del calentamiento global. A lo largo del año, se registraron temperaturas sin precedentes tanto en tierra como en los océanos. Con un promedio de 0,13°C por encima del récord anterior de 2016 en tierra y lecturas oceánicas nunca antes vistas de 20,96°C, este año ha marcado un punto de inflexión en la historia climática.

La cumbre climática COP28, celebrada en Dubái, fue testigo de estos alarmantes datos. Por primera vez, se mencionó la necesidad de avanzar en la sustitución de combustibles fósiles, los principales culpables del calentamiento global. Sin embargo, la promesa de reducir el calentamiento global sigue siendo un compromiso a medias.

El 2023 también ha sido testigo de fenómenos climáticos extremos, incluyendo incendios forestales devastadores en Grecia y Canadá, el derretimiento acelerado de los casquetes polares, sequías severas en Europa, Asia y África, e inundaciones en cuatro continentes. Estos eventos han subrayado la urgencia de adoptar medidas efectivas para mitigar el impacto del cambio climático.

En algunos lugares, las temperaturas alcanzaron niveles alarmantes. Túnez registró 55°C, mientras que el Valle de la Muerte en Estados Unidos y China registraron 53°C y 52°C, respectivamente. Julio se convirtió en el mes más caluroso registrado, superando el récord anterior de 2019. Las lecturas de temperatura de enero a noviembre fueron 1,46°C más altas que la era preindustrial, y 0,13°C por encima de 2016, consolidando a 2023 como el año más caliente de la historia.

Los océanos no se quedaron atrás en cuanto a récords de temperatura. Durante nueve meses consecutivos, las temperaturas oceánicas alcanzaron los niveles más altos jamás registrados. El Mediterráneo, por ejemplo, rompió su propio récord con 28,71°C. Estas temperaturas elevadas representan una amenaza significativa para la biodiversidad marina.

Los polos están en riesgo, con mínimos históricos de hielo y nieve. En la Antártida, el nivel de hielo después del verano austral fue alarmantemente bajo, y en el Ártico, el verano más cálido registrado alcanzó una temperatura promedio de 6,4°C. La “amplificación polar” es una clara señal de la gravedad del calentamiento global.

La sequía y las tormentas torrenciales han golpeado con fuerza en diferentes partes del mundo. Francia experimentó un récord de 32 días consecutivos sin precipitaciones, mientras que España enfrentó cerca de 100 días sin lluvias significativas. En el Cuerno de África, una sequía prolongada ha causado estragos, seguida de tormentas que dejaron cientos de muertos y millones de desplazados.

El fuego ha sido otro enemigo implacable. Canadá sufrió su peor temporada de incendios forestales, y Grecia tuvo que evacuar a miles de turistas de la isla de Rodas.

Ante este panorama, la COP28 marcó un avance al incluir la palabra “transición” en su texto final, refiriéndose a las fuentes de energía. Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar, pues el documento final dejó abierta la posibilidad de seguir utilizando el gas como parte de la transición y consideró tecnologías de captura de carbono.

A pesar de estas críticas, el uso de energías renovables avanza a ritmo acelerado. Se espera que para 2024 sean la fuente de 4500 GW, equivalente a la generación eléctrica combinada de China y Estados Unidos. En la Unión Europea, el objetivo es alcanzar el 42,5% de energías renovables para 2030.

Además, la ONU logró aprobar el Tratado de Alta Mar para preservar las aguas internacionales y la vida marina. Por último, al menos 175 países se han comprometido a desarrollar un acuerdo jurídicamente vinculante para controlar la contaminación por plásticos.

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