Por: Federico J. Morales Perret
En 2024, el concepto de ASG (Ambiental, Social y de Gobernanza) ha cobrado una relevancia sin precedentes en el mundo corporativo y de las inversiones. La necesidad de un desarrollo sostenible y una mayor responsabilidad corporativa ha llevado a una integración más profunda de los criterios ASG en las decisiones empresariales y de inversión.
*Ambiental*: La crisis climática ha intensificado el enfoque en las prácticas ambientales. Las empresas están adoptando energías renovables, mejorando la eficiencia energética y reduciendo las emisiones de carbono. Hay un énfasis creciente en la economía circular, donde se minimiza el desperdicio y se maximiza la reutilización y reciclaje de recursos. Las inversiones en tecnologías verdes y proyectos de infraestructura sostenible han aumentado significativamente.
*Social*: La dimensión social ha ganado importancia en la era post-COVID-19. Las empresas se centran más en el bienestar de los empleados, la igualdad de género, la diversidad y la inclusión. Además, hay un creciente escrutinio sobre las cadenas de suministro para asegurar prácticas laborales justas y éticas. Las inversiones en comunidades y el compromiso con los stakeholders reflejan una responsabilidad social corporativa más robusta.
*Gobernanza*: La transparencia y la ética en la gestión empresarial son fundamentales. Las prácticas de buen gobierno incluyen la diversificación en los consejos de administración, la gestión eficaz de los riesgos, y la integridad en la contabilidad y la divulgación de información. El activismo de los accionistas ha crecido, presionando a las empresas para que adopten prácticas de gobernanza más sólidas.
En conclusión, en 2024, los criterios ASG no son solo una tendencia, sino un componente esencial para el éxito y la sostenibilidad a largo plazo de las empresas. Su integración no solo mejora la reputación corporativa, sino que también impulsa la innovación y el crecimiento sostenible, beneficiando tanto a la sociedad como al medio ambiente.
