BlackRock bajo la liderazgo de Fink adopta un enfoque pragmático hacia la energía 

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Larry Fink, CEO de BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo, ha marcado un cambio significativo en la dirección estratégica de la compañía al omitir la mención de las cuestiones de medio ambiente, sociedad y gobernanza (ESG) en su carta anual a los inversores, centrando la atención en la necesidad de un enfoque más pragmático hacia el sector energético.

La inversión ESG, que integra factores ambientales, sociales y de gobernanza en las decisiones de inversión, ha ganado terreno en los últimos años, impulsada por iniciativas globales como las de las Naciones Unidas. BlackRock, con Larry Fink al frente, había sido un defensor temprano de ESG, ejerciendo una influencia considerable en su desarrollo. Sin embargo, el aumento de las críticas, especialmente de sectores conservadores, ha llevado a un reajuste en la postura de la compañía.

A finales de 2022, la decisión de Florida de retirar 2,000 millones de dólares de BlackRock marcó un momento crítico, evidenciando el impacto de la resistencia política contra ESG. A pesar de este contratiempo, el compromiso de los Emiratos Árabes Unidos en la COP28 de invertir 30,000 millones de dólares en un nuevo fondo climático, del cual BlackRock administra una parte, subraya el continuo crecimiento y la relevancia de la gestión sostenible de activos.

El anuncio de la Junta de Educación del Estado de Texas de retirar 8.5 mil millones de dólares de BlackRock en marzo de 2024 ha sido celebrado en círculos conservadores como un golpe contra ESG. Sin embargo, el interés a largo plazo en inversiones sostenibles, como demuestra el fondo Alterra, sugiere que BlackRock continuará desempeñando un papel importante en la transición hacia fuentes de energía renovables.

Fink, en su carta de 2024, evita deliberadamente la terminología ESG, prefiriendo términos como capitalismo de partes interesadas e inversión sostenible, en un esfuerzo por despolitizar la agenda de sostenibilidad de la compañía. Esta omisión y la introducción del término “pragmatismo energético” indican un giro hacia un enfoque que equilibra la transición energética con la seguridad energética, en respuesta a los desafíos globales actuales.

Texas, con su creciente dependencia de la energía renovable, emerge como un caso de estudio en el discurso de Fink sobre la necesidad de una mezcla energética diversificada. Al confrontar las críticas de que sus posiciones podrían contravenir su deber fiduciario, Fink subraya el compromiso de BlackRock de invertir en una amplia gama de estrategias energéticas, reflejando tanto la demanda de inversiones tradicionales en hidrocarburos como el interés en estrategias de transición energética.

Este cambio en el enfoque de BlackRock, liderado por Fink, no solo atiende a las críticas conservadoras sino que también refleja un intento de reconciliar la independencia energética con el impulso global hacia las energías renovables. El pragmatismo energético, como lo presenta Fink, podría ofrecer un camino viable hacia un futuro energético sostenible, equilibrando las necesidades de desarrollo económico con la urgencia del cambio climático.

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