Colaboración y Economía Circular
Estrategias Fundamentales para Combatir el Desperdicio de Alimentos en México
Por Ricardo Acquart
Gerente de mercadotecnia, Revista GANAR-GANAR
El “Tercer Foro en Conmemoración del Día Mundial de la Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos” celebrado en México, ha puesto sobre la mesa un tema urgente que afecta a millones de personas y al entorno natural: la pérdida y desperdicio de alimentos (PDA).
Organizado por la Red de Bancos de Alimentos de México (Red BAMX) y Pacto por la Comida en colaboración con GS1 México, este evento reúne a expertos de distintos sectores y de varios países para abordar un problema que es tanto social como medioambiental, y que exige la cooperación de todos los actores involucrados en la cadena alimentaria.
Un problema sistémico que afecta recursos vitales
Uno de los puntos más impactantes que se discutieron durante los paneles presentados en el foro fue el daño ambiental que genera la PDA. Cada año, en México se desperdician 40 mil millones de metros cúbicos de agua en la producción de alimentos que nunca se consumen. Este derroche de agua, en un país donde diversas regiones enfrentan sequías y problemas de escasez, ilustra la magnitud del problema.
Además del agua, se destacó que el 15 % de las tierras cultivables -equivalentes a 4 millones de hectáreas- se utilizan para producir alimentos que terminan en la basura. Estos números adquieren una relevancia aún mayor si se tiene en cuenta la creciente inseguridad alimentaria en el país. A pesar de los esfuerzos realizados, 28.6 millones de personas en México enfrentan inseguridad alimentaria.
Esta paradoja entre el exceso de alimentos que no se consumen y la falta de acceso a ellos para millones de personas refleja la urgencia de encontrar soluciones que no solo ataquen el desperdicio, sino que también mejoren su distribución.
Pacto por la Comida: acciones concretas para combatir el desperdicio
En este sentido, el foro destacó las acciones de la Red BAMX, que en 2023 logró rescatar más de 171 mil toneladas de alimentos, beneficiando a 24 millones de personas en situación vulnerable. Este esfuerzo, aunque significativo, es solo una parte de la solución.
El Pacto por la Comida, un acuerdo voluntario entre empresas productoras y distribuidoras de alimentos y bebidas, más organizaciones sociales, academia y gobierno, también se presentó como una iniciativa clave. Su meta es ambiciosa: reducir el desperdicio de alimentos en un 50 % durante los próximos 10 años. Este compromiso se basa en modelos de negocio sostenibles que promueven la prevención de excedentes, la redistribución de alimentos y la adopción de prácticas más responsables en la cadena de suministro.
Economía circular y cooperación intersectorial: las claves para el futuro
El foro hizo un llamado claro a la adopción de la economía circular como una estrategia esencial para reducir el desperdicio. Este enfoque propone una revalorización de los alimentos en todas sus etapas, desde la producción hasta el consumo final, con el fin de reducir, reutilizar y reciclar los productos de manera eficiente.
En la práctica, la economía circular significa que los residuos alimenticios no deben ser vistos como basura, sino como recursos que pueden ser aprovechados para otros fines. Ejemplos como el uso de cáscaras, huesos y semillas en la creación de nuevos productos alimentarios o industriales son solo algunas de las innovaciones que se presentaron en el foro.
Durante el foro, se subrayó la importancia de alianzas estratégicas, donde actores de toda la cadena de valor se unen para crear soluciones compartidas. Estas alianzas permiten que los conocimientos y los recursos se combinen de manera más eficaz, logrando resultados que, de manera individual, serían difíciles de alcanzar.
Los jóvenes, protagonistas del cambio
Otro tema central en el foro fue el papel de los jóvenes en la lucha contra la PDA. Los expertos coincidieron en que las nuevas generaciones no solo son clave para impulsar el cambio a nivel social, sino que también son actores fundamentales para desarrollar e implementar nuevas tecnologías y modelos de consumo más responsables.
La educación juega un rol esencial en este proceso. Programas educativos y campañas de concientización que incluyan a niños y jóvenes pueden ser una herramienta poderosa para cambiar los hábitos alimentarios a largo plazo. Iniciativas como los talleres de cocina de la Fundación Herdez, que enseñan a los consumidores cómo aprovechar al máximo los alimentos y reducir los residuos, son un ejemplo de cómo se puede educar para el cambio desde una edad temprana.
Innovación tecnológica para combatir el desperdicio
El foro también hizo hincapié en la importancia de la tecnología como motor de cambio. La adopción de soluciones tecnológicas avanzadas, como empaques inteligentes, sistemas de monitoreo basados en blockchain y la gestión del etileno para prolongar la vida útil de los productos frescos, fueron algunos aspectos más destacados.
Estas innovaciones permiten una mayor trazabilidad en la cadena de suministro y optimizan la logística, ayudando a reducir el desperdicio en cada etapa del proceso. La tecnología, además de ser una herramienta de eficiencia, también puede ser un puente entre la producción y el consumo responsables.
Un camino hacia el futuro: la medición y la acción
A lo largo del foro, se enfatizó la necesidad de medir para mejorar. La cuantificación del desperdicio es un paso crucial para identificar las áreas donde las acciones pueden ser más efectivas. Las empresas que logran medir su impacto en términos de desperdicio tienen una ventaja considerable al poder tomar decisiones basadas en datos concretos.
El compromiso de medir y actuar no es solo una tarea de las grandes empresas, sino que también debe extenderse a gobiernos y consumidores. La implementación de políticas públicas que promuevan la reducción del desperdicio, junto con campañas de sensibilización para los ciudadanos, son estrategias complementarias que pueden hacer una diferencia significativa.
¿Y de qué manera me involucro de forma personal?
Pacto por la Comida tiene activa la campaña #EnMéxicoLaComidaNoSeTira. Lo que busca esta campaña es concientizar sobre la importancia de reducir el desperdicio de alimentos en los hogares.
La campaña promueve hábitos sencillos como planificar compras, almacenar correctamente los alimentos y aprovechar las sobras, con el objetivo de disminuir el desperdicio desde casa.
Cada acción cuenta: evitar compras innecesarias, revisar fechas de caducidad y consumir de forma responsable no solo reduce el impacto ambiental, sino que también ayuda a combatir la inseguridad alimentaria.
Pequeñas decisiones cotidianas pueden hacer una gran diferencia
El Tercer Foro sobre Pérdida y Desperdicio de Alimentos ha dejado un mensaje claro: México tiene el potencial de convertirse en un líder en la lucha contra el desperdicio de alimentos, pero esto solo será posible si se involucran todos los sectores de la sociedad. Desde la economía circular hasta la cooperación intersectorial, pasando por el papel fundamental de los jóvenes y la adopción de nuevas tecnologías, el camino hacia una reducción significativa del desperdicio es complejo, pero factible.
En un contexto donde millones de personas padecen hambre y se desperdician toneladas de alimentos, el foro ha resaltado la urgencia de pasar de la reflexión a la acción. La cooperación, la innovación y la educación son los pilares fundamentales para construir un sistema alimentario más justo y sostenible, donde los alimentos no pierdan su valor y lleguen a quienes más lo necesitan.
Este foro no solo es una llamada a la acción, sino una oportunidad para que todos -empresas, gobiernos, organizaciones y ciudadanos- actúen de manera conjunta y responsable en la creación de un futuro más sustentable.