China y el negocio de Cempasúchil de por lo menos 500 millones de dólares anuales
La situación del cempasúchil en el contexto de México y China subraya una oportunidad perdida para el país de origen de esta valiosa flor. Mientras que China ha logrado desarrollar y capitalizar una industria alrededor del cempasúchil deshidratado, alcanzando ventas significativas en el mercado global, México, como su tierra natal, no ha logrado aprovechar su potencial completo.
José Luis Sánchez Millán, experto en el tema, destaca que el cempasúchil no solo tiene un papel importante en la cultura mexicana, especialmente en celebraciones como el Día de Muertos, sino que también cuenta con múltiples aplicaciones en salud, alimentación y la industria de pigmentos. Sus propiedades benéficas para la visión y su utilización en la industria avícola como colorante son solo algunas de las ventajas que podrían explotarse más ampliamente.
La referencia a la posible ingeniería genética utilizada por China para mejorar su producción también plantea un reto para México. Esto sugiere que, si bien el país tiene una ventaja geográfica y cultural con esta especie, un enfoque en investigación, desarrollo y tecnología es fundamental para competir en el mercado internacional. El desarrollo de una industria nacional en torno al cempasúchil podría no solo generar ingresos significativos, sino también preservar y promover una planta que forma parte de la identidad cultural y ecológica de México.
Las aportaciones en materia de carotenoides, luteína y zeaxantina son importantes en esta flor, la cual aún puede ser un importante negocio para México, si es que existe el interés por desarrollar plantas deshidratadoras, ya que en nuestro país prácticamente las condiciones para ello existen por la mejoría en costos de producción y comercialización.
Solamente Guangzhou Leader Bio-Tecnolgoy, añadió, produce más cempasúchil que lo que produce México, quien no aprovecha la considerable posibilidad de desarrollar variedades de producto y su clima benévolo, que le permitirá producir prácticamente todo el año en diversas regiones.
María de Carmen López Reyna, profesora e investigadora del Colegio de Posgraduados (Colpos), subraya la urgencia de establecer nuevos modelos de trabajo asociativo en la industria alimentaria a nivel global. Esto es crucial no solo para mejorar la disponibilidad de alimentos, sino también para hacerlos más accesibles para la población.
En su análisis, López Reyna destaca la importancia de crear cadenas de integración –horizontal, vertical y diagonal– que faciliten a miles de pequeñas y medianas empresas del sector agrícola el acceso a cadenas de valor. Esto es relevante ya que estas empresas son responsables de producir entre el 35% y el 40% de los alimentos a nivel internacional, y muchas veces lo hacen de manera más saludable que las grandes corporaciones.
Además, la investigadora menciona que replantear el sistema agroalimentario puede fomentar una colaboración más estrecha entre profesionales como agrónomos, médicos e ingenieros en alimentos. Este enfoque colaborativo podría ser clave para abordar los alarmantes índices de desnutrición y obesidad que afectan a la población. Actualmente, alrededor de 2,000 millones de personas sufren de desnutrición, 1,500 millones enfrentan algún grado de obesidad y se estima que 40 millones de personas mueren por enfermedades relacionadas con una mala alimentación. En México, la situación es igualmente crítica, con más de 20 muertes diarias atribuidas al hambre.
La propuesta de López Reyna invita a reflexionar sobre la manera en que se producen y distribuyen los alimentos, con el fin de construir un sistema más justo y sostenible que beneficie a todos los involucrados.
En resumen, este caso resalta la importancia de invertir en la producción sostenible y el uso responsable de los recursos naturales, así como la necesidad de innovación para poder competir efectivamente en un mercado global cada vez más competitivo.