Una de cada cinco personas en el mundo está posponiendo o renunciando a tener hijos por temor al futuro. Así lo confirma un estudio reciente del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), que identifica al cambio climático, las pandemias y la incertidumbre económica como factores determinantes en las decisiones reproductivas actuales.
Ya no se trata solo de voluntad o condiciones personales. Las preocupaciones sobre el deterioro ambiental, las crisis sanitarias y la inestabilidad global están modificando las aspiraciones familiares en todos los continentes. La encuesta, realizada en 14 países que concentran un tercio de la población mundial, revela que uno de cada cinco participantes evita tener más hijos por motivos relacionados con el estado del planeta y los riesgos a largo plazo.
El estudio también destaca que el 40% de los encuestados enfrenta obstáculos económicos, como el acceso a vivienda o empleo digno, lo que complica aún más la posibilidad de formar una familia. Las barreras estructurales, sociales y políticas siguen limitando las oportunidades para alcanzar la fertilidad deseada.
Frente a este panorama, el UNFPA plantea la necesidad urgente de políticas públicas más alineadas con la realidad. Acceso a servicios de salud, programas de apoyo económico, seguridad ambiental y bienestar psicológico son piezas clave para revertir esta tendencia.
Además, desde la esfera empresarial y de responsabilidad social, se abre una oportunidad concreta: generar condiciones que faciliten la decisión de tener hijos en un entorno seguro, equitativo y sostenible. Apostar por la salud, el medio ambiente y el desarrollo comunitario ya no es solo una opción ética, sino un imperativo demográfico.



