Más de la mitad de los casos se concentran en Asia y América Latina, donde los entornos alimentarios y la publicidad digital ponen en riesgo la salud de la infancia.
El incremento de la obesidad infantil ha alcanzado niveles alarmantes. En solo dos décadas, la tasa mundial de sobrepeso y obesidad en menores se ha duplicado, afectando a millones de niños, niñas y adolescentes. Según el informe “Alimentando el negocio: cómo los entornos alimentarios ponen en riesgo el bienestar de la infancia”, de Unicef, más de la mitad de los menores con obesidad viven en Asia y América Latina, regiones donde el acceso limitado a alimentos saludables y la exposición constante a publicidad de productos ultraprocesados agravan la situación.
La organización advierte que el fenómeno ha llegado a un “punto de inflexión histórica”, con consecuencias que van más allá de la salud física: también impacta el bienestar emocional, el desarrollo cognitivo y la integración social de la infancia.
Publicidad digital y consumo de ultraprocesados
Uno de los factores más preocupantes es la influencia de la publicidad digital. Unicef estima que 60% de los adolescentes entre 15 y 19 años consume al menos un producto no saludable al día, mientras que 75% ha estado expuesto a anuncios de bebidas azucaradas o alimentos ultraprocesados en redes sociales y plataformas digitales.
A diferencia de la publicidad tradicional, las campañas digitales se adaptan al comportamiento de los usuarios, utilizando algoritmos para mostrar anuncios personalizados que resultan difíciles de identificar como publicidad. Esta exposición constante normaliza el consumo de productos con alto contenido calórico y bajo valor nutricional, dificultando que las familias puedan contrarrestar su influencia.
Unicef subraya la urgencia de establecer regulaciones que limiten la publicidad dirigida a menores, especialmente en entornos digitales, y protegerlos del impacto de las estrategias comerciales agresivas.
Factores detrás del aumento de obesidad infantil
El problema no se limita a la publicidad. Entre las causas más relevantes destacan:
- Sedentarismo derivado del uso prolongado de pantallas y la falta de espacios seguros para la actividad física.
- Disponibilidad limitada de alimentos frescos y nutritivos, especialmente en zonas urbanas o de bajos recursos.
- Normalización del consumo de productos ultraprocesados, impulsada por dinámicas familiares y sociales.
Unicef enfatiza que estas condiciones han creado un entorno alimentario adverso, donde la opción más accesible suele ser la menos saludable.
Políticas públicas y prevención
La organización propone acciones integrales que incluyan:
- Regulación de la publicidad de alimentos y bebidas ultraprocesadas.
- Etiquetado claro y comprensible que informe sobre los riesgos de consumo excesivo.
- Promoción de alimentación escolar saludable y programas de educación nutricional.
- Incentivos para aumentar la actividad física en escuelas y comunidades.
Asimismo, recomienda que los gobiernos trabajen junto a la sociedad civil y la industria para crear entornos alimentarios responsables, donde los intereses comerciales no se impongan sobre el derecho de los niños a una vida saludable.
Un llamado a la acción
El aumento de la obesidad infantil no solo es un problema de salud pública, sino un desafío ético y generacional. De no actuar con rapidez, millones de menores enfrentarán enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión desde edades tempranas.
Unicef hace un llamado a los gobiernos, empresas y familias para revertir esta tendencia a través de políticas sostenidas, entornos más saludables y una educación alimentaria basada en el bienestar y la equidad.
“La infancia no debería ser el blanco de estrategias comerciales que comprometen su salud. Es momento de garantizar que cada niño crezca en un entorno donde alimentarse bien sea un derecho, no un privilegio.”



