Cinco estrategias para mejorar la competitividad
En una época de importantes cambios y grandes retos frente a las transformaciones en la economía y los negocios, los empresarios necesitan estrategias sólidas para mejorar su competitividad y generar valor con resultados confiables. A pesar de tener una percepción optimista con respecto al desarrollo económico y la transformación de sus negocios durante 2018, la incertidumbre y la disrupción como norma representan desafíos constantes.
La decimotercera edición de la encuesta Perspectivas de la Alta Dirección en México 2018, elaborada por KPMG, rescata las percepciones y expectativas de 906 altos directivos de todas las industrias en temas fundamentales para los negocios. Sus respuestas transforman el conocimiento en valor, y delinean las cinco principales estrategias que las organizaciones tomarán para alcanzar altos índices de competitividad en los próximos tres años.
La primera de ellas es centrarse en el cliente. El consumidor ha tomado mayor poder y ahora sus expectativas son distintas: no compra productos o servicios, sino experiencias. Por lo tanto, las empresas deben invertir más en conocerlos y entenderlos para obtener su satisfacción. Es necesario construir relaciones cercanas con ellos por medio de programas de lealtad y servicio al cliente, lo cual forma también una importante iniciativa para el crecimiento.
La siguiente estrategia es impulsar la innovación y la transformación digital, lo cual cobra cada vez más importancia debido a la velocidad de los cambios hoy en día. Tenemos que fortalecer nuestros productos y servicios, así como nuestros modelos de negocio. Pensar de forma disruptiva implica utilizar herramientas relacionadas con la experiencia del usuario (UX, por sus siglas en inglés), design thinking, business design, entre otras, orientadas a distintas áreas del negocio.
Invertir en la eficiencia de los procesos organizacionales para reducir costos es la tercera prioridad. Si bien esta tendencia ha venido a menos en los últimos años, no deja de ser relevante. El diagnóstico de gastos y costos permite implementar estrategias específicas que tienen como consecuencia crear valor sostenible a largo plazo para la empresa y competir de manera global.
Por último, pero no por ello menos importante, se encuentra la inversión en el desarrollo de talento humano, para fortalecer la calidad de la empresa desde el interior. Además de ser una estrategia que tiene el potencial de elevar la competitividad, el personal es valorado como un factor muy importante para el crecimiento, dado que su fortaleza contribuye a la eficiencia de procesos y a sobrevivir frente a las grandes transformaciones.
La competitividad de las organizaciones depende de distintos factores, y las estrategias óptimas que decidan sus líderes son la clave para el crecimiento esperado en un panorama de incertidumbre con numerosos desafíos, donde la atención al cliente, la innovación, el aprovechamiento de las tecnologías disruptivas, así como el mejoramiento de procesos y el desarrollo del talento, tienen un papel esencial para que las empresas crezcan y sean más competitivas a largo plazo.