Estudio del BID proyecta crecimiento de la pobreza y la desigualdad tras el COVID-19

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La crisis causada por el COVID-19 podría aumentar la incidencia de la pobreza en América Latina y el Caribe del 30,6% al 36,9%, según un nuevo estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El estudio, titulado ¿Cómo afecta el COVID-19 a los niveles de desigualdad? , analiza la tendencia de la desigualdad en los ingresos laborales y cómo se evidencia a partir de diferentes dimensiones del mercado laboral. Además, a través de un análisis prospectivo para 10 países, la publicación proyecta cómo un choque externo inesperado como la pandemia podría afectar los ingresos de los trabajadores.

El estudio  demuestra que la desigualdad en la distribución de ingresos −medida por el coeficiente de Gini− venía teniendo una tendencia a la baja en América Latina y el Caribe desde la década de los noventa. En los últimos 20 años se venía evidenciando un crecimiento de los ingresos de los trabajadores en la región. Incluso, los ingresos de las personas que menos ganan venían creciendo más que los de aquellas que reciben salarios más altos. Además, se venían cerrando las brechas de ingreso entre las zonas rurales y urbanas, entre hombres y mujeres, entre trabajadores formales e informales y según el nivel de educación. Sin embargo, el análisis evidencia que la desigualdad todavía es un obstáculo para el desarrollo y el crecimiento en la región, que se sigue caracterizando por una marcada desigualdad social y económica en comparación con otros países del mundo.

Por otro lado, el estudio  demuestra que la pandemia revirtió la tendencia creciente de los ingresos en la región y, por tanto, el ritmo al que se estaba reduciendo la desigualdad de ingresos. Tomando en cuenta los sectores económicos más afectados por la crisis del COVID-19, el tamaño de las empresas y la forma de contratación, los autores estiman que, en promedio, el 27% de los trabajadores son vulnerables y están expuestos a una fuerte reducción de sus ingresos debido a choques externos como la pandemia. Además, se destaca que el coeficiente de Gini podría aumentar de 0,473 a 0,498 en los ingresos promedio y que el 80% de las personas que entrarían a la pobreza viven en áreas urbanas.

“La situación no es fácil. Tal como plantea la Visión 2025 del Grupo BID, se deben considerar planes de reactivación económica y del empleo que promuevan la inclusión de las mujeres y de poblaciones vulnerables”, afirma Laura Ripani, jefa de la División de Mercados Laborales del BID. “Además, estamos ante una oportunidad de enfrentar los problemas estructurales de la región y, de esta forma, atacar las brechas que siguen persistiendo en el mercado laboral a la vez que se revierten los efectos adversos de la pandemia. Para este fin, se deben considerar medidas que favorezcan la creación de empleo formal, la ampliación en la cobertura y equidad de los sistemas de la seguridad social, y la protección del ingreso de los hogares”, agrega Ripani.

¿Cómo afecta el COVID-19 a los niveles de desigualdad?  constituye la octava entrega de la serie El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe. A través de esta serie, el BID busca agregar nuevos datos que permitan reflexionar sobre cómo la región puede aprovechar las oportunidades y minimizar los riesgos que se plantean alrededor de este tema trascendental.

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