El emprendimiento de las mujeres es un tema económico, no de equidad de género: especialista

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El emprendimiento es un motor de crecimiento económico. Por ello, abordar las brechas entre hombres y mujeres emprendedores puede aumentar la innovación, crear empleos, mejorar la productividad, impulsar la competitividad y aumentar la riqueza. Así lo afirmó la Dra. Josette Dijkhuizen, emprendedora y consultora en emprendimiento femenino, en una conferencia convocada por el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) del IPADE y la Embajada de Países Bajos en México.

Respecto al rol femenino, destacó que “el emprendimiento de las mujeres es un tema económico, no un tema de equidad de género. A medida que más mujeres se involucren como empresarias para aprovechar sus capacidades, surgirán nuevos empleos y prosperidad económica”.

La especialista e impulsora de proyectos emprendedores liderados por mujeres explicó que, en comparación con los hombres, las mujeres emprendedoras suelen tener negocios más pequeños o con menor rentabilidad. También, son menos propensas que los hombres a reportar haber visto nuevas oportunidades de negocios y experimentan un mayor temor al fracaso, así como mayor inclinación a la autocrítica (culparse a sí mismas cuando fracasan).

Por otro lado, se dijo convencida de que el éxito de quienes emprenden no está ligado al crecimiento de la empresa sino a la contribución a la sociedad: “Un negocio exitoso comienza con el espíritu emprendedor. Para mí, el éxito no está determinado por el tamaño de la empresa, sino por la contribución y el impacto que entrega a la sociedad y en la realización de sus ambiciones”, enfatizó.

Para Dijkhuizen, el actual mundo VUCA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo) en el que nos desenvolvemos representa un desafío mayor para emprender; no obstante, también se abren posibilidades para crear y construir valor social desde cero.

En ese sentido, explicó, existe un valor del emprendimiento que va mucho más allá de estimular el crecimiento económico y crear puestos de trabajo, se trata de generar nuevas redes de valor social y propuestas de valor para la sociedad que además permitan generar bienestar personal y autonomía para las y los emprendedores.

“Históricamente, el empresariado ha sido impulsor clave de la recuperación económica. Todavía hay potencial sin explotar, por ejemplo, específicamente en las mujeres, personas con discapacidad y todos aquellos emprendedores que abordan los desafíos globales”, señaló la especialista.

Sobre los desafíos para emprender, consideró que están delimitados por las políticas económicas, laborales o legales e incluso rasgos culturales, normas y estereotipos sociales propios de los diversos países; sin embargo, puntualizó, también se identifican como factores de presión las altas tasas de desempleo, los bajos salarios y evitar el “techo de cristal”, que motivan a muchos emprendedores a asumir el reto del emprendimiento.

Reconoció que para enfrentar los sacrificios que conlleva emprender son factores determinantes una buena salud emocional, para tener la capacidad de afrontar y gestionar las emociones, pensar con claridad, hacer frente al estrés y tomar buenas decisiones, así como la capacidad de establecer relaciones positivas.

La Dra. Josette Dijkhuizen, ha dedicado su labor a conectar la ciencia con la práctica en el campo del emprendimiento. Todos los emprendimientos y proyectos innovadores que ha realizado están relacionados con el intraemprendimiento, el emprendimiento solidario, el emprendimiento social y femenino, y en los aspectos más psicológicos en torno al tema.

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