Garantizar el agua para todos los usos

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Nuestro planeta está agonizando como resultado de un modelo económico y social insostenible que pocos se atreven a cuestionar.

Por Luís Fernando Haro, Director General del Consejo Nacional Agropecuario

Existe un gran reto a nivel global y nacional con respecto a la correcta distribución del agua, donde claramente el uso público urbano es la mayor prioridad, por tratarse del consumo humano esencial para la vida; de igual forma, es importante la disposición del recurso para el uso industrial y agrícola; el reto está en garantizar el abasto de agua para todos los sectores, y que este sea de manera sustentable y permita garantizar el líquido suficiente a la población actual, sin comprometer el futuro de las próximas generaciones.

En el mundo, el mayor usuario del agua es la agricultura, por lo que es donde se deberían hacer las mayores inversiones para eficientizar su utilización y con ello garantizar el abasto para los demás sectores que lo requieren; de igual manera, implementar soluciones integrales para el cuidado del agua en todos los sentidos con una visión de largo plazo. Según CONAGUA, la distribución del uso del agua en México se da de la siguiente manera: el 76 % se destina a la agricultura; el 14.4 % a uso público (urbano) y doméstico; el 4.9 % al sector industrial integrado; y el 4.7 % a electricidad (no hidro).

El agua es un elemento vital en la agricultura y desempeña un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo de los cultivos. El suministro adecuado de este recurso en el sector es esencial para mantener la productividad y garantizar con ello la seguridad alimentaria. En México, la superficie agrícola total (2022) es de casi 21 millones de hectáreas, y de estas, son seis millones (incluyendo cultivos cíclicos y perennes) las que cuentan con algún sistema de riego, obteniendo de ellas más de la mitad de la producción agrícola nacional; sin embargo, CONAGUA apunta a que hasta el 57 % del total de agua utilizada en la agricultura se desperdicia, principalmente por infraestructura de riego ineficiente que se encuentra en mal estado, es obsoleta o tiene fugas.

Hacia finales de 2022 se registró que en el país más del 70 % de las unidades de producción emplean sistemas de riego por gravedad o rodado, no obstante, estos son métodos poco eficientes en el uso del agua (45 % de eficiencia); los productores deberían optar por sistemas de riego presurizados, como aspersión y goteo, puesto que son los que tienen hasta el 90 % de eficiencia en el uso del recurso.

Por lo anterior, es vital implementar programas de concientización, así como generar una real cultura en el empleo del líquido, el tratamiento de aguas residuales, la reparación de fugas en las ciudades y poblaciones, la captación de agua de lluvia, la modernización de los distritos de riego, así como la tecnificación del riego y el uso de la agricultura inteligente.

Hoy por hoy, el incremento de la temperatura y la consecuente variación en las precipitaciones ha afectado la disponibilidad del recurso en las principales cuencas hidrológicas del país, sumándose también la sobreexplotación, salinización del suelo e intrusión marina. México ya experimenta los efectos negativos de la falta de agua; durante los últimos años, las regiones Centro y Norte del país han vivido escasez de este recurso debido al aumento de las sequías. De acuerdo con datos del Banco Mundial, en el país la disponibilidad promedio anual per cápita pasó de 10 mil metros cúbicos (m3) en 1960 a 4 mil en 2012. Se estima que para 2030, esta disponibilidad en México descienda por debajo de los 3 mil m3 por habitante al año (IMCO, 2023), llegando a ocupar el lugar 24 dentro de los países con mayor estrés hídrico de entre 164 naciones estudiadas.

Es posible construir un futuro con mejores condiciones para las próximas generaciones

A finales de 2022, CONAGUA determinó que, de los 653 acuíferos en México, 157 (24 %) se encontraban sobreexplotados, 18 (2.7  %) con intrusión marina y 32 (4.9  %) bajo el fenómeno de salinización de suelos y aguas subterráneas salobres; por otro lado, de las 757 cuencas hidrológicas, 653 cuentan con disponibilidad de agua y 104

(13  %) con déficit.

Las propuestas viables para eficientizar el uso del agua consisten en mejorar el monitoreo del uso del líquido, principalmente en el sector ganadero y agrícola, con el objetivo de contar con datos e indicadores que permitan una gestión más eficiente en el país; desarrollar proyectos climáticos en el sector primario, a través de la compra y venta de bonos de carbono o bien financiamientos climáticos como el Fondo Verde del Clima; evaluar y actualizar la distribución de las cuencas hidrográficas en las que se encuentra dividido el país, de acuerdo con la oferta y la creciente demanda de agua; finalmente, invertir en modernización y conservación de infraestructura hídrica para una gestión más eficiente, principalmente, para atender el problema que representanlas fugas.

Todo apunta a que nos dirigimos hacia un tercer año con condiciones de escasez de agua, por lo que se debe hacer un uso más eficiente de este recurso a través de sistemas de riego tecnificados que, aun cuando implican inversiones importantes, representan la única alternativa para mantener la mayor viabilidad hacia el mediano y largo plazo de las actividades productivas, y es aquí donde surge otro de los obstáculos que enfrentan los productores, la falta de recursos para poder costear dichos sistemas de riego; así que es de gran importancia que el gobierno federal apruebe mayores recursos para el mejoramiento de la infraestructura hidroagrícola, tanto de las presas de almacenamiento para riego, como de toda la infraestructura para su distribución.

Actualmente, el tema del agua aparece dentro del Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable; en un proyecto del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA); en el Programa de Apoyo a la Infraestructura Hidroagrícola de CONAGUA y en programas dentro de SEMARNAT, con la finalidad de otorgar recursos que promuevan la modernización y rehabilitación de la infraestructura hidroagrícola.

Dentro de las soluciones también se plantea la creación de un fondo nacional de infraestructura hidroagrícola con la participación de todos, sector productivo y gobierno en sus tres niveles, pues el campo mexicano no debe ser visto como el problema, sino como parte de la solución. Asimismo, se deben adaptar las capacidades productivas del país a la nueva realidad; en algunas regiones se tendrá que cambiar a cultivos menos intensivos en el uso de agua, hacer uso de semillas resistentes a la sequía o implementar métodos como el acolchado agrícola.

Uno de los derechos plasmados en el artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, señala que toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible, asimismo y en ese mismo artículo se considera que toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad; son dos derechos el del agua y la alimentación que el Estado debe de garantizar a su población.

Es un compromiso de todos trabajar mediante acciones que vayan enfocadas a garantizar el abasto de agua para toda la población y con ello la cantidad necesaria de alimentos, por lo que es necesario implementar un plan nacional hidro agroalimentario. Con la suficiente disponibilidad de agua, sumado a un campo más moderno y productivo.

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