El impacto medioambiental de la guerra en Gaza

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El cerco impuesto por Israel sobre Gaza ha tenido consecuencias que van más allá de los conflictos políticos y sociales, sumiendo a la región en una grave crisis medioambiental. La restricción sobre la pesca y el tránsito de bienes, junto con los reiterados ataques a infraestructuras vitales, han dejado a la Franja en una situación ambiental alarmante.

Las repercusiones de los enfrentamientos recientes han sido rápidas en el aspecto humano, pero los efectos ambientales pueden ser igualmente devastadores. Tras los bombardeos, los problemas ya existentes en Gaza, como el acceso al agua potable, se han intensificado.

La situación del agua es particularmente crítica. Informes de UNICEF del año 2019 revelaban que prácticamente toda el agua del acuífero de Gaza era insalubre para consumo humano, y apenas el 10% de la población tenía acceso a agua potable directamente. La mitad de los residentes, incluyendo niños, necesitaban asistencia humanitaria urgente en materia de agua y saneamiento, servicios esenciales y un derecho humano fundamental.

Oxfam y B’Tselem han coincidido en señalar el bloqueo como una causa directa de la crisis hídrica, argumentando que las limitaciones impuestas por Israel dificultan el desarrollo de infraestructuras necesarias para atender a una población en aumento.

El cierre de Gaza, en vigor desde 2007, ha exacerbado la crisis del agua y la ha convertido en una emergencia humanitaria. Los residentes luchan por obtener agua potable mientras que la infraestructura de desalinización, que ofrecía una alternativa al acuífero contaminado, ha quedado inoperante debido a cortes en el suministro eléctrico.

Además, informes de organismos como UNRWA subrayan la gravedad de la crisis del agua, con la última planta desalinizadora cesando operaciones, lo que incrementa el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua y la deshidratación.

Por otra parte, la utilización de fósforo blanco por parte de Israel, documentada por Human Rights Watch, no solo plantea un peligro inmediato para la población y la infraestructura, sino que también daña severamente el medio ambiente. La contaminación del suelo y el agua puede tener efectos duraderos, afectando la pesca y la agricultura, actividades fundamentales para la subsistencia de la población de Gaza.

Este panorama ambiental en Gaza, marcado por la escasez de agua y la contaminación, plantea un desafío urgente que requiere atención más allá del contexto bélico, con implicaciones profundas para la salud y el bienestar de sus habitantes.

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