La construcción sostenible, toca la tierra ligeramente

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Por Arq. Antonio Gallardo E.
Arquitecto y maestro en educación, académico emérito de la Academia Nacional de Arquitectura,
docente en taller integral de proyectos urbano-arquitectónicos. Coordinador General en Reyval
arquitectos, empresa dedicada a proyectos y construcción de diversos géneros de edificios.

Hace poco en una mesa redonda sobre el tema de Sostenibilidad, inicié con una frase muy
provocativa:

“Quisiera presentar en este evento el anteproyecto del acta de defunción de la especie humana”

Me contuve y propuse la siguiente reflexión: Hemos modificado tanto nuestro medio
ambiente, que ahora debemos modificarnos nosotros mismos para poder vivir en él.
Reanudamos la mesa redonda enfrascados en un debate poco productivo sobre las
palabras SOSTENIBLE y SUSTENTABLE. Para eso hay que aprender a hablar, a escribir,
pero sobre todo a leer y entender los significados.
Quizá fue poco productivo porque perdimos un tiempo valioso en analizar la
situación que se vive en el mundo entero, en una época en la que debiéramos tener
una mayor y mejor comunicación, somos rehenes de la desinformación, de las opiniones
superficiales con ausencia de rigor, y no digamos científico, sino lógico y racional.
Hoy nos enteramos a una velocidad impactante de desastres y catástrofes naturales,
sismos, huracanes, erupciones de volcanes, sequías, inundaciones, y más, pero también de
conflictos sociales, políticos, guerras, muertes, pobreza, hambrunas, por mencionar
algunas.
La naturaleza hoy cada vez más nos da muestra de las consecuencias de errores
cometidos por el ansia de la inmediatez y la irracionalidad, y solo como una reflexión
oportuna observemos los efectos de la gravísima catástrofe del reciente del huracán
Otis en el Puerto de Acapulco. Reconstruir sin pensar en el futuro en las mismas
condiciones que se ha venido haciendo, será una crónica de una condena anunciada.

Hoy pese a que en la agenda de la Organización de las Naciones Unidas se
continúa hablando de los objetivos para el 2030 en materia de sostenibilidad, poco
avance hay, acciones aisladas, pero también desprecio a las propuestas.
Y sin embargo en muchos ámbitos permanecen dos elementos para los que no
existen antídotos, la esperanza y la razón, y eso es base no solo para pensar, sino para
actuar con optimismo.
En este medio denominado GANAR-GANAR, se presenta la oportunidad de manera
cotidiana de esa acción, GANAR, pero con un sentido más que multiplicado de GANAR
DOBLEMENTE, es decir, NO PERDER.
Y con ese sentido recurro a una frase demoledora de José Martí, “La mejor manera de
decir, es hacer”.
Si bien existen acciones importantes en algunos ámbitos con iniciativas como
Empresa Socialmente Responsable, es de vital importancia permear en las bases de la
sociedad con acciones cotidianas, y esto se logra desde la infancia, en casa y las escuelas.
En materia de edificación llama la atención que en obras de escala menor aún no
existe una verdadera conciencia, ya que se siguen usando materiales y
procedimientos de construcción tradicionales y tanto los trabajadores como pequeños
constructores aún no cuentan con una cultura de sostenibilidad, y en muchos casos es
más notable en la autoconstrucción de vivienda en áreas urbanas.
Afortunadamente en barrios populares se han puesto en marcha proyectos participativos
para el uso racional del agua, así como la aplicación de normas para su reúso, que ya
es de observancia en toda la ciudad, lo que da origen a que cada vez haya más
programas de cosechadoras de agua, sobre todo en la zona oriente de la CDMX.
Si hablamos de la ECONOMÍA CIRCULAR, poco se entiende conceptualmente en la
vida cotidiana, aunque se aplica por sentido común, Reducir, Reciclar, Reutilizar, Reparar y
Recuperar
, y paradójicamente estas acciones se aprecian más en zonas populares, en
donde existen lecciones precisamente por la escasez de recursos.
Aprender de esas comunidades es una auténtica oportunidad para asimilar el
sentido de ganar – ganar, así como todos aprendemos en el campo, en donde observar

el comportamiento de la naturaleza y de la fauna nos brinda una satisfacción de enorme
valor.
Valorar esa sabiduría aprendida es sin duda la clave para REHABITAR el planeta
con criterios de un modelo salutogénico que postula que la buena salud emocional,
psíquica y somática se mantiene gracias a la habilidad dinámica del ser humano para
adaptarse a los cambios de sus circunstancias vitales, poniendo énfasis en aquello que
genera salud y no en lo que genera enfermedad.
Afirmar que vivimos en una sociedad enferma puede considerarse como una actitud
pesimista, pero tengo la certeza de que para resolver un problema, en primera
instancia hay que reconocerlo, y así hacer posible una ruta para encontrar soluciones
adecuadas que no siempre han de ser de alta tecnología, sino más bien de
tecnologías apropiadas y apropiables; ejemplos de estas aplicaciones los
encontramos en la producción social de vivienda popular en donde el diseño
participativo, con profesionales y habitadores son elementos indispensables.
Comparto una frase de un arquitecto australiano, Glenn Murcutt, que ha aprendido y
aplicado técnicas de los pobladores originarios: TOUCH THE EARTH LIGHTLY (toca la
tierra ligeramente). No olvidemos que en nuestro país también podemos aprender de
culturas ancestrales

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