Estudio de LLYC explora la evolución del marketing de influencers en un entorno regulado
La tendencia en el sector privado de implementar estructuras ESG (Environmental, Social and Governance, por sus siglas en inglés) ha incrementado a través de los años por el estado de alerta ambiental en el que se encuentra el planeta. La sociedad actual demanda que las empresas actúen basándose en valores diferentes, comprometidas con la sostenibilidad, el trabajo digno y el respeto a la diversidad. En el marco de fomentar las prácticas de responsabilidad social dentro de las empresas, LLYC, la consultora global de Comunicación, Marketing y Corporate Affairs, profundiza sobre las necesidades del sector privado frente a cambios como la digitalización, el cambio climático y las nuevas normas gubernamentales.
Abordar estos desafíos además de representar una responsabilidad ética, se trata de una estrategia inteligente que contribuye a la resiliencia y sostenibilidad de las empresas a largo plazo. Por ello, es importante que el sector privado se adapte ya que este ajuste y compromiso no solo asegurará su relevancia en el mercado actual, sino que también fortalecerá su competitividad e influencia en un entorno donde la conciencia sobre la importancia de crear valor compartido y sostenido en colaboración con todos los stakeholders, es crucial. Con base en este contexto, LLYC presenta una serie de recomendaciones que ayudarán a las empresas a facilitar la transición a una estructura ESG funcional y exitosa:
- Más esfuerzo: Las empresas pueden hacer un mayor esfuerzo para que la sostenibilidad conecte con la ciudadanía y para ello, deben pegarse más a su contexto cotidiano, a lo cercano y a la actualidad.
- Lenguaje común: Las empresas pueden beneficiarse al utilizar un lenguaje sencillo para aclarar los conceptos técnicos de la sostenibilidad y adoptar marcos consensuados como la Agenda 2030 y el concepto ESG, destacando sus dimensiones ambiental, social y de gobernanza.
- Legalidad y Reconocimiento: Debe existir un marco legal estable e igual para todas las empresas, pero siempre buscar los valores y el fondo y no quedarse en el cumplimiento formal. Asimismo, la administración pública puede y debe premiar a las empresas más comprometidas.
- Estandarización: Debería tenderse a una estandarización de métricas a nivel global, transparencia y datos compartidos. Y también impulsar métricas para avanzar hacia la medición del impacto y la recompensa.
- Alianzas: Un futuro sostenible solo es posible con la involucración de todos y por ello se deben crear cada vez más alianzas de colaboración público-privada-social.
- Incentivos y sociedad: Las empresas tienen una oportunidad en incorporar incentivos ligados a la ESG, pero siempre desde un enfoque estratégico y centrado en el impacto en los grupos de interés. Además, los campos de mejora en los aspectos sociales son evidentes, ya que los consumidores tienen un mayor interés en productos y servicios con valores medioambientales bien definidos.
- Suministros: Otro gran desafío para las empresas es trabajar con sus cadenas de suministro para aportar valor real e impulsar la sostenibilidad y los impactos positivos en la ciudadanía.
- Formación: Debe incluir a los máximos líderes de las empresas ya que su visión y empuje es imprescindible para avanzar en los compromisos ambientales, sociales y de buen gobierno.
“A pesar de las dificultades, aplicar de manera efectiva los principios de ESG es tanto un deber ético como una táctica inteligente para aumentar la rentabilidad a largo plazo y el éxito financiero de las organizaciones. Una estrategia adecuada de ESG permite a las empresas volverse más resilientes frente a los riesgos del entorno, ayuda a los directivos y ejecutivos a tomar decisiones más informadas y acertadas, y hace que inversionistas y grupos de interés reconozcan y valoren las acciones de las empresas, contribuyen a su sostenibilidad a largo plazo”, concluye Mauricio Carrandi, Director General LLYC México.