Un nuevo informe de Carbon Tracker advierte que las principales compañías de petróleo y gas están dando marcha atrás en sus compromisos climáticos. Factores como la guerra en Ucrania y el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de EE.UU. han influido para que estas empresas prioricen las ganancias a corto plazo sobre las metas del Acuerdo de París.
De las 30 compañías evaluadas, ninguna superó la calificación “D”, lo que indica una desconexión clara entre sus discursos públicos y sus decisiones reales. En lugar de reducir su dependencia de los combustibles fósiles, muchas han aprobado proyectos altamente contaminantes, ignorando el llamado global por una transición energética urgente.
Europa lidera, pero también retrocede
Las compañías europeas como Repsol, BP y Shell tuvieron mejor desempeño relativo, aunque con retrocesos importantes. BP cayó a una calificación “F” tras abandonar sus metas de reducción de emisiones para 2030. A pesar de los compromisos públicos, sus planes siguen centrados en mantener la producción de hidrocarburos.
EE.UU. y petroleras estatales, entre los peores evaluados
ExxonMobil, ConocoPhillips, PEMEX y otras empresas estatales ocuparon los últimos lugares con una calificación “H”. Aumentaron su producción y siguen apostando por el gas natural licuado (GNL), además de omitir medidas clave como la reducción de fugas de metano.
Un riesgo para inversionistas
El informe hace un llamado a bancos y aseguradoras a reevaluar sus inversiones en combustibles fósiles, ya que podrían convertirse en activos sobrevaluados. Además, recuerda que muchas medidas sostenibles, como la eficiencia energética o la reducción de emisiones, son económicamente viables.
Una oportunidad que se pierde
El estudio es un llamado urgente a reguladores, inversionistas y empresas a exigir compromisos reales y condicionar el capital a acciones alineadas con los objetivos climáticos. El cambio estructural en la industria petrolera sigue pendiente, y el tiempo para corregir el rumbo se agota.