Un nuevo estudio advierte que el planeta ya ha perdido el 39% de sus glaciares. Aunque detuviéramos hoy mismo todas las emisiones, ese hielo desaparecerá inevitablemente. La razón: décadas de inercia térmica provocada por el uso intensivo de combustibles fósiles.
Si no se cambia el rumbo y el calentamiento global sigue en 2.7 °C —como proyectan las tendencias actuales— el 75% del hielo glaciar restante se perderá. Las regiones más afectadas ya incluyen el oeste de EE.UU. y Canadá, donde 3 de cada 4 glaciares están condenados.
Este colapso glaciar pone en riesgo el acceso al agua para millones de personas, la agricultura, la biodiversidad y la estabilidad de comunidades enteras. También agrava la injusticia climática: quienes menos contaminan, como poblaciones rurales o indígenas, serán los más afectados.
El informe deja claro que cada décima de grado cuenta. Limitar el calentamiento a 1.5 °C permitiría conservar cerca de la mitad del hielo que queda. No actuar a tiempo multiplica el riesgo de sequías, escasez hídrica, migraciones forzadas y nuevos conflictos.
El sector empresarial debe entender que esta pérdida no es un fenómeno lejano. Impacta cadenas de valor, modelos de negocio y reputación. Las decisiones corporativas sobre energía, emisiones y financiamiento sostenible incidirán directamente en el ritmo de esta crisis.
Hoy los glaciares se derriten frente a nuestros ojos, y su desaparición no es simbólica: es un colapso físico, visible y mensurable del equilibrio climático global. No hay más tiempo para tibiezas. La urgencia es ahora.