No hay ciudad sostenible sin alimentación segura

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Por Carmen Robles Beistegui, directora de Fundación Herdez

La historia de la humanidad está directamente ligada con la gastronomía; han sido los avances en la elaboración, conservación y distribución los que sin duda han marcado un rumbo en nuestra manera de relacionar la alimentación, la forma de interactuar con los recursos y nuestra manera de vivir. Por tal motivo, no suena tan distante pensar que no existe ni existirá ciudad sostenible sin una alimentación segura para sus habitantes.

Cada organización tiene su definición sobre una ciudad sostenible, aunque todas ellas no se alejan una de otra como la que propone la asociación caritativa Oxfam que señala que es aquella que ofrece calidad de vida a su población sin poner en riesgo los recursos, ya que vela también por el bienestar de la humanidad futura y procura la justicia social

En el ODS 11 -Ciudades y Comunidades Sostenibles-, la sostenibilidad o sustentabilidad se refiere a la capacidad que tienen las ciudades para desarrollarse bajo criterios ecológicos y de igualdad social. Mientras que, concretamente en el caso de la alimentación, es importante que se empodere el papel que juega, dentro de este hito, nuestra manera de alimentarnos.

Las ciudades sostenibles impulsan modelos de comercio justo en los que se fomente la compra local, compras de temporada, la buena preservación del alimento para evitar desperdicio, así como diversos factores dentro de la agricultura que contribuyan a una vida sana tanto para los agricultores como para el planeta.

Del mismo modo, ligado con la alimentación, encontramos la triple fórmula: reducir, reutilizar y reciclar. No solo se trata de nuestra elección al momento de comprar, sino en lo que hacemos después; es decir, si adquieres un vaso de mole, posteriormente puedes darle otra vida y utilizarlo para tomar agua o poner velas.

Sin duda, estas acciones pedagógicas las tenemos que ir enseñando a través de recursos bibliográficos, del ejemplo y el tener espacios adecuados para reducir, reutilizar y reciclar para las personas de todas las edades, poniendo especial énfasis en los más pequeños, ya que serán ellos quienes continúen o dejen de impulsar el cambio que buscamos a nivel mundial.  En ese sentido, aunque es cierto que algunas sociedades ya están adoptando un modelo más sostenible, es buen momento para recordar que la sustentabilidad está relacionada con cada localidad, ciudad o país.

Cuando se habla de sostenibilidad no se trata de un traje unitalla, se trata de uno que se arma a la medida de los diferentes climas, ecosistemas, poblaciones, costumbres, etc.; sin embargo, hay que comprender que si queremos un cambio real y trascendente, siempre será fundamental que todos nos involucremos, tenemos una responsabilidad como organizaciones y consumidores para marcar la base en la que lograremos, a través de mucha conciencia y educación, llegar a ser una ciudad sostenible en todos los aspectos.

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